Hay demasiados empleados públicos que no poseen las capacidades y cualidades que deberían tener quienes cumplen funciones que son esenciales en un Estado. Como siempre sucede cuando la inflación se desboca, está cobrando fuerza la convicción de que, para frenarla, será necesario achicar el Estado. El más vehemente en tal sentido es, cuando no, Javier Milei, un personaje pintoresco cuya popularidad creciente se debe no sólo a su estilo desinhibido sino también a su presunta voluntad de