México es los países más peligrosos en el mundo para ejercer el periodismo y exhibe a un Estado que ha sido incapaz de frenar el asesinato de periodistas. En México la violencia y la muerte han alcanzado una escala que rebasa nuestra capacidad de indignación. Tal vez nuestra extraña obsesión con las cifras es la única forma de entender la dimensión de la tragedia en la que estamos sumidos, que de otra forma resultaría incomprensible. El problema es que los números son incapaces d