Nada de deporte

Juegos mejorados: es un cuestionado proyecto de un empresario donde se busca superar tiempos no sometidos a las reglas antidopaje.

La estrella de la natación australiana James Magnussen se mostró dispuesto a recurrir a sustancias dopantes para batir el récord del mundo de los 50 metros libres, a cambio de una morbosa recompensa de un millón de dólares.

El nadador de 32 años, excampeón del mundo de los 100 metros libres en 2011 y 2013, se plantea participar en los “Enhanced Games” donde no solo no se realizará ningún control antidopaje, sino que se autorizará a los participantes a tomar sustancias prohibidas.

Bajo la paradójica calificación de ‘Juegos Mejorados’, se denomina a un proyecto lanzado en 2023 por el empresario australiano Aron D’Souza, donde se busca superar tiempos no sometidos a las reglas de la Agencia Mundial Antidopaje, por lo que las marcas no son homologadas.

El ex nadador ha confesado que lo haría por dinero y rodeado de buenos médicos. El brasileño Cesar Cielo ostenta el récord de los 50 metros libre con un crono de 20.91 desde 2009, estableciéndolo con un tipo de malla que luego fue prohibida.

Los “Enhanced Games”, que cuentan con el apoyo de inversores de capital-riesgo, deben celebrarse en un lugar y unas fechas que aún no fueron confirmados y tendrían cinco deportes en su programa: atletismo, deportes acuáticos, gimnasia, deportes de fuerza y de combate.

Experiencias como la descripta están en línea con un cambio de mentalidad que poco a poco se ha verificado en el deporte de Estados Unidos, a punto tal que la MLB (Liga profesional de béisbol) y la NHL (Liga de hockey sobre hielo) modificaron sus reglas respecto del uso de sustancias prohibidas como la marihuana, quitando las sanciones disciplinarias que existían previamente.

También la NBA ha autorizado el uso de marihuana por parte de los jugadores que compitan en la misma durante la temporada 2023-2024.

Para algunos, es el inicio del blanqueo de la ingesta de sustancias prohibidas no detectadas en la alta competición, en razón de su alta sofisticación química. Para otros, la hora de que la farmacia ingrese definitivamente en los vestuarios.

El tema en sus diferentes acepciones, es particularmente polémico ya que hay importantes intereses en juego y roza fibras sensibles, como cada vez que confluyen la salud y los intereses económicos.

Lo cierto es que, de este modo, se produce un desplazamiento en las fronteras de lo permitido. Un límite donde el deporte siempre actuó como aliado de la salud y muro de contención para las sustancias prohibidas.

El tema abre grandes interrogantes: ¿Es posible hablar de un deporte no saludable?, ¿Debe un deportista, más si está retirado, ser un asceta que no ceda ante tentaciones?, ¿Qué sentido tiene superar un récord no homologado? o ¿Qué mensaje se da, a miles de jóvenes que practican deporte?

La respuesta variará según quien la de. Para quienes hemos sido formados en la docencia, el deporte bien entendido, siempre será un reservorio de salud y de educación no formal. Siendo estos elementos, junto con el espíritu de superación de quien lo practica, los elementos constitutivos de su existencia.

Todo lo demás podrá denominarse negocio, espectáculo o pseudo deporte, pero nada absolutamente nada, tendrá que ver con el deporte.

Hacer esta distinción ayudará a no manchar a una actividad enaltecedora a la que muchísimas personas, convencidamente, han consagrado su vida.

Abogado. Profesor Nacional de Educaciòn Fìsica. Docente Universitario. angrimanmarcelo@gmail.com


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La estrella de la natación australiana James Magnussen se mostró dispuesto a recurrir a sustancias dopantes para batir el récord del mundo de los 50 metros libres, a cambio de una morbosa recompensa de un millón de dólares.

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