Un parque que se parece a la nada misma
El parque ladrillero proyectado en el norte de Roca no tiene los servicios básicos para funcionar.
Un parque ladrillero que no tiene luz ni agua suena a la nada misma. Hacer ladrillos exige insumos básicos que no están disponibles, salvo el traslado de agua en camiones que no terminan de resolver el problema.
Pero que un parque ladrillero no tenga tierras disponibles es el colmo. Es como no tener harina para hacer el pan. Si hay un insumo elemental para fabricar un ladrillo bien podríamos poner a la tierra en primer lugar. Pero no sólo eso. No es que no hay en el lugar, sino que todo indica que si quieren tierra, los ladrilleros tendrán que comprarla en las canteras particulares que están cerca. No hay tierras municipales disponibles y sólo un predio provincial. Todo lo demás es particular, con lo cual la solución del problema pasaría sólo por comprar tierras a esos propietarios.
La pregunta central es ¿para qué se hizo un parque ladrillero, anunciado con bombos y platillos por el ex intendente Martín Soria, si ni siquiera hay luz, agua y menos aún tierra en el lugar?.
La respuesta sólo la tienen las autoridades municipales, que debían haber calculado que una fábrica grande de ladrillos necesitaría del agua y de la tierra como insumos elementales. Y sin eso no hay parque que valga.
Un lanzamiento improvisado en la campaña política de 2019
Visto a tres años del lanzamiento, todo suena a improvisado porque se puso en marcha una iniciativa sin siquiera contar con lo más elemental que se necesita para un emprendimiento como ese. O en todo caso, el apuro de la campaña política del 2019 generó un anuncio de algo que no era posible y que todavía no sabemos si podrá serlo.
Los ladrilleros trabajan al límite, es un trabajo temporal y sus costos son tan finitos que ninguno podría ir a comprar tierra a un particular sin romper la rentabilidad del sector.
El resultado está a la vista y el lugar a lo que menos se parece es a un parque que contenga a las familias que producen ladrillos. Sin luz, sin agua y sin tierra es la nada misma.
A veces la política va más rápido que la realidad.
Un parque ladrillero que no tiene luz ni agua suena a la nada misma. Hacer ladrillos exige insumos básicos que no están disponibles, salvo el traslado de agua en camiones que no terminan de resolver el problema.
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