Violencia institucional en Argentina

Cada especulativa desorganización o enroque político, cada ego  o personalismo que vienen enredando o atrapando tanto a los partidos políticos tradicionales, como a coyunturales asociaciones electoralistas, es violencia institucional.

A propósito ¿cómo entender  si no, cada destrato entre el binomio del actual poder ejecutivo nacional, como en las más que recientes y desafortunadas manifestaciones en contra de la legislación electoral vigente para la ciudad autónoma de Buenos Aires (CABA), paradójicamente proferidas por los más altos caciques de la oposición resistiendo a la misma y a su legítimo ejercicio, precisamente a cargo y por parte  de uno de sus más que conspicuos ´correligionarios´ (actual lord mayor de CABA y precandidato presidencial, 2023´); ello cuando en Argentina, constitucionalmente, los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático?

La violencia institucional también refiere y aplica a situaciones sistémicas  de instituciones y/o sus desprendimientos, por caso, cuando se producen  o crecen las denuncias o reclamos de adultos mayores por la mala atención personal que reciben en dependencias públicas hospitalarias, bancarias o previsionales. Basta con mencionar a nuestros abuelos y/o adultos mayores haciendo vanas colas o larguísimas filas  vg., entre las  4 a las  9  horas  de la mañana para que, cuántas veces, se les recibe con: un “se acabaron los turnos/números”; “se cayó el sistema”,  un “vuelva la próxima semana” cuando no, un desinformado  “´estamos de paro o trabajando a reglamento´”, etc., etc.

Violencia institucional comprende asimismo, aquellos mecanismos estatales, activos u omisivos, que garantizan  impunidad ante vg., obscenos enriquecimientos ilícitos de funcionarios, legisladores y magistrados; lavado de dinero, el uso del Estado para favorecer intereses de grandes grupos económicos o la patria contratista, la criminalización o extorsión de legítimas protestas sociales (hoy, los justos reclamos de maestros, no docentes, médicos y enfermeros en todo el territorio nacional).

Resumiendo, dicha violencia institucional no se agota con lo relacionado. Efectivamente, más que frecuentes e invisibilizadas son aquellas desairadas peticiones ciudadanas en ocasión de pretender denunciar pública y legalmente algún tipo de violencia: vg., inseguridad física e insatisfacción de las necesidades físicas básicas (vg.: aire y ambiente limpios, agua potable y saneamiento; alimentación nutritiva,  educación, vivienda y trabajo dignos; básico bienestar y salud mental o psicológica; violencia sexual, patronal, económica (proliferación y sofisticación de hurtos y robos), patrimonial; violencia intelectual-ideológica (mentiras, falacias, engaños, pos verdades); violencia ecológica/ambiental; no recreación, etc.); y la autoridad o funcionario pertinente -sin razón ni fundamento- se niega a recibirlas, no obstante sus específicas atribuciones que –institucionalmente- le corresponden y obligan en relación con tales peticiones e ilícitos.

Claramente cada omisión funcional en tales casos, es violencia institucional que conculca derechos humanos, entendidos como derechos inherentes e intrínsecos sólo por y para existir como seres humanos.

Por último, la violencia institucional alcanzo su paroxismo con la Alianza Anticomunista Argentina (AAA), tremendo aparato paraestatal que asesinó a sacerdotes, artistas y religiosos, intelectuales, políticos de izquierda, estudiantes, historiadores y sindicalistas, además de utilizar como métodos las amenazas, las ejecuciones sumarias y la desaparición forzada de personas.

No se olvide que la triple “A”  fue responsable de la desaparición y muerte de miles de argentinos, así como del exilio forzado de gran cantidad de artistas e intelectuales;  todo un elogio a la aporía durante las presidencias institucionalmente democráticas de Juan Domingo Perón y María Estela Martínez de Perón, entre 1973 y 1976.

* Docente e investigador universitario.


Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Exit mobile version