Guerra narco: cómo es vivir entre las balas y el sicario que recluta «soldaditos» en Roca

El crudo relato de vecinos que se animaron a contar sus historias. Denuncian que en Alta Barda reclutan a los chicos para ser "soldaditos", si no les tirotean la casa. Los enfrentamientos llegaron a la escuela.

Cecilia tiene miedo. Vive junto a sus hijos en el barrio Alta Barda y sabe que aquí la única ley que impera por las noches es la de las balas. Sabe además que hablar mucho y contar lo que sucede en la barriada puede costar caro y por eso accedió a dialogar con este medio con el compromiso de que resguardemos su identidad (un nombre falso) y cualquier otro dato que la pueda identificar.

Contó que los tiroteos entre los grupos que comenzaron a disputar el territorio de los barrios ubicado en la zona norte eran circunstanciales pero que desde hace dos semanas comenzaron a escucharse a toda hora.

“En Alta Barda estamos todos cansados de vivir con miedo, anda el supuesto (…) y el narco sicario (…) a los tiros todos los días. No les interesa si sos mujer si hay niños. Ellos negocian la libertad con la policía de Gómez. La semana pasada uno de ellos le puso una Itaca en la cabeza a una chica de la toma y el otro le apuntó a las piernas. La chica temblaba mal andaba en la calle descalza porque hasta las zapatillas le sacaron y también le sacaron su casita”, contó todavía conmovida.

Las polvorientas calles tierras del barrio Alta Barda (ubicada al oeste de la zona céntrica) es “tierra de nadie”, asegura y el temor no está solo en las balas perdidas y las noches en vela por las balaceras.

La semana pasada uno de ellos le puso una Itaca en la cabeza a una chica de la toma y el otro un arma en las piernas”

Cecilia, vecina del barrio Alta Barda

“Vivimos con miedo”, asegura Cecilia porque ya es habitual que estos sujetos intercepten a los niños del barrio para que sean sus soldaditos (comercializan la droga con los eventuales clientes). Sino los amenazan, si ellos no venden les tirotean la casa y lo hacen”, asegura sin dudarlo.

Explicó que todos saben que los sujetos responden a una de las bandas en pugna que es manejada por dos mujeres, quienes intentan quedarse con el territorio y el mercado que dejó el ahora detenido y procesado por narcotráfico, Milton Prado, tras su detención el año pasado.

Se pincha todo

“Vos venís al barrio Quinta 25 y está todo tranquilo pero en un momento se pincha todo. Acá le dispararon hace unos días a un chico de 14 años y a las tres de la tarde. Ya no tienen códigos se meten con los pibes con su familia…están muy limados”, cuenta un vecino de este barrio ubicado en la zona norte de la ciudad.

En los barrios de la zona norte, las balaceras son constantes.

Justamente ese era el territorio donde por varios años logró encontrar refugio Milton Prado quien manejaba buena parte del narcomenudeo desde ese sector.

“Ahora está de moda que anden en moto, y desde allí te tirotean la casa. La gente no denuncia no quiere saber nada sino te tenés que poner a la altura de ellos y cagarte a tiros pero eso no va”, dijo en medio de los nervios este vecino quien a propósito de lo ocurrido en la escuela N° 375, también explicó que en más de una oportunidad se han tiroteado cerca de la cancha de fútbol, cuando los chicos del barrio disputan algún partido de fútbol.

Los enfrentamientos entre las bandas narcos dejaron tres heridos en dos semanas. Ninguno de los involucrados quiso brindar detalles ante la policía sobre las circunstancias en las que ocurrieron los enfrentamientos, según informaron fuentes que investigan los casos.

¿Y la policía?

El comisario mayor a cargo de la Unidad Regional II, Raúl Fernando, brindó un panorama de los hechos ocurridos en la escuela y sostuvo que hay “muchas especulaciones sobre el tema de fondo que motiva estos enfrentamientos, no lo podemos asegurar oficialmente, son cuestiones que se deben investigar en otro ámbito”.

“El tema de la venta de estupefacientes se viene trabajando en conjunto. Se realizan allanamientos por parte de la división que corresponde. Los disparos de armas de fuego se escuchan pero es difícil saber de donde provienen, igualmente se hicieron procedimientos por parte de la Comisaría 21 con secuestro de armas y estupefacientes”.

Dijo que les preocupa la inseguridad en toda la fuerza. “Lo que nos preocupa es lo que sucede en cercanías de la escuela con chicos dentro del colegio, porque sabemos que un disparo de arma sale, pero no donde termina.

Por ese motivo se reforzó la prevención en el lugar y en los horarios del colegio. La preocupación está y nosotros tenemos que dar respuesta a los pedidos de los directivos de la escuela”, dijo y adelantó que se van a reunir con directivos y representantes del Consejo Escolar.

Abordaje

El diputado Luis Di Giácomo, quien es psiquiatra y ha trabajado con problemáticas de adicciones, también es manifestó preocupados por los hecho ocurridos en Roca y reconoció que estamos ante un escenario de difícil abordaje.

“El narcotráfico tiene mucha plata para pagar. Es una gran preocupación porque tienen un ejército de gente y en un país donde lo que no abunda es el trabajo, el escenario resulta complejo”, expresó.

Aclaró que es un tema que se debe abordar desde un plano nacional con una política contra la Narcocriminalidad, pero después los distintos sectores del Estado deben trabajar para hacer un abordaje integral.

“Acá no se trata de hablar ni bien ni mal de otro. Desde la provincia se ha realizado una tarea interesante con la línea 0800 y con la secretaría de adicciones”, dijo el diputado Di Giácomo quien advirtió que no es una situación de Río Negro sino que se puede advertir en el plano nacional e internacional.

Dos causas por abuso de armas

El secretario de Seguridad y Justicia de Río Negro, Mariano Sacchetti, también se pronunció con respecto a los hechos ocurridos durante las últimas semanas en el norte de Roca y que sembró el miedo a la salida de un colegio primario en la zona norte de la ciudad.

Para Sacchetti ha sido hechos aislados y que no tienen -al menos en la etapa previa de investigación- vinculación con el narcotráfico. “Se investigan dos hechos por abusos de armas porque son dos causas distintas”, dijo el funcionario provincial.

Aclaró que la provincia desde el año 2016 que trabaja en temas vinculados al narcotráfico y detalló que su organismo no tiene facultades para investigar cada caso.

“No podemos manejar hipótesis eso es materia del Ministerio Público Fiscal”, dijo Sacchetti quien intentó bajar el tono de una “guerra narco” en Roca.

Madres exigieron mayor seguridad para los chicos


Un grupo de madres de los estudiantes de la Escuela Primaria 357 se autoconvocó para visibilizar el reclamo de mayor seguridad en el establecimiento. La manifestación se realizó el miércoles pasado tras la balacera que sucedió a comienzos de semana, la que provocó que los estudiantes se tuvieran que arrojar al suelo por el temor a ser alcanzados por una “bala perdida”.

Es el segundo enfrentamiento en inmediaciones a la escuela que se produce en dos semanas. Foto: Juan Thomes

Esta no es la primera vez que este colegio de la zona Norte de Roca experimenta un hecho de enfrentamiento entre bandas, con uso de armas de fuego.

El equipo directivo ya había alertado, el pasado 9 de marzo, acerca de un tiroteo a metros del colegio y se solicitó mayor acompañamiento de las autoridades educativas y de los jefes de la fuerza pública a cargo de la seguridad.

Cabe destacar que estos episodios violentos fueron registrados pasadas las 4 de la tarde, momento en que los estudiantes salían de su jornada escolar.

“Se piensan que porque andan con armas, se pueden llevar el mundo por delante. A nosotros nos da miedo dejar a nuestras hijas acá”, relató la madre de una alumna, quien pidió resguardar su identidad por el temor ante posibles represalias.

Además, las familias que forman parte de esta comunidad educativa elevaron un pedido a las autoridades para exigir mayor seguridad para que cierren la institución con paredones, debido a que el colegio no cuenta con un cerco perimetral. Otra de las solicitudes que elevaron las madres fue dirigida la Coordinadora del Consejo Escolar Alto Valle.

“Silvina Biancalana, queremos seguridad para nuestros hijos”, expresó una madre, a través de un cartel en una fotografía que se viralizó por las redes sociales.

Desde el gremio Unter también compartieron la preocupación y exigieron un “corredor seguro” para estudiantes y docentes. Buscan que a partir de la presencia policial, se pueda garantizar la seguridad en la escuela.

“Hicimos las presentaciones correspondientes para brindar mayor seguridad”, concluyó el secretario general de Unter seccional Roca, Enzo Quintero.


Análisis: El miedo, el mejor aliado del narcotráfico


Cuando se habla de narcotráfico el miedo se apodera de las historias de los protagonistas. “No digas mi nombre”, “no pases mi teléfono”, “borrá los mensajes”, “es mejor que hablemos por teléfono y no personalmente”.

Esas fueron sólo algunas de las frases que los vecinos le pidieron a los periodistas en medio de la elaboración de este informe. No menos temerarias fueron las “recomendaciones” realizadas a los docentes y autoridades educativas de la Escuela N° 357, a quienes optaron por bajar un “cono de silencio” para tratar de que el tiroteo ocurrido hace una semana -cuando los chicos se vieron obligados a arrojarse al suelo- pase inadvertido ante la comunidad educativa.

Negar, silenciar, esconder o minimizar los hechos ocurridos en la escuela o en las canchas de fútbol del barrio Quinta 25 no hacen más que mantener un velo sobre una realidad que nos supera día a día.

No sólo basta el esfuerzo de la Justicia Federal o de la policía para desarticular las bandas que trafican a gran escala en la región y que han secuestrado cifras millonarias de cocaína sino que también es necesario afrontar desde el Estado la realidad de muchos de esos “soldaditos” (vendedores de droga) que son niños o adolescentes que hoy deberían estar en una escuela. De nada sirve ver la realidad desde un escritorio cuando el miedo aterroriza a niños y adultos en los barrios más carenciados.

El silencio no ayuda sólo es un cómplice más de esta repetida historia.


Cecilia tiene miedo. Vive junto a sus hijos en el barrio Alta Barda y sabe que aquí la única ley que impera por las noches es la de las balas. Sabe además que hablar mucho y contar lo que sucede en la barriada puede costar caro y por eso accedió a dialogar con este medio con el compromiso de que resguardemos su identidad (un nombre falso) y cualquier otro dato que la pueda identificar.

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