Magistratura: …Y siga la trampa
Cristina obligó al Senado en pleno a convalidar la violación de la ley de creación de la Magistratura y a desobedecer a la Corte. Lo hizo con la ayuda del siempre dispuesto funcional senador Alberto Weretilneck.
Imbuida del axioma “hecha la ley, hecha la trampa”, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner insistió en llevar al extremo la desobediencia al fallo de la Corte, que ha dicho con claridad que el Frente de Todos urdió una artimaña (fingiendo la partición del bloque) para arrebatarle a la segunda minoría el cargo que le correspondía tener en el Consejo de la Magistratura y le ordenó cumplir con la ley. El objeto del oficialismo es evidente: tener control sobre el Consejo que designa y sanciona jueces frente a una agenda particularmente sensible para Cristina, con sus urgencias judiciales.
En ese plan de transgresión a una orden de la Corte, el objetivo de CFK fue mostrar a la Justicia como un poder entrometido, que quebranta la independencia de los tres poderes del Estado. Subió entonces el umbral del ardid, e involucró al Senado para que en plenario “validara” la tramposa forma de designación de los representantes del cuerpo ante el Consejo, que no incluyeron a Luis Juez y lo sustituyeron por el rionegrino Martín Doñate. En definitiva, forzó la idea de un conflicto de poderes.
Ayer el Senado, con el voto oficialista -y la ayuda siempre dispuesta del funcional senador Alberto Weretilneck-, terminó convalidando tanto la violación de la ley de creación de la Magistratura como la desobediencia a la Corte. Estamos ahora ante un problema más grave, con consecuencias no sólo políticas sino también penales, y natural impacto en la doctrina jurídica.
El camino de la judicialización del Consejo parece inevitable y consecuente con un destino de parálisis. Una vez más, se afectará a este servicio esencial, sobre todo a la luz de la cantidad de vacantes que se acumulan y no se resuelven en los tribunales inferiores.
Imbuida del axioma “hecha la ley, hecha la trampa”, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner insistió en llevar al extremo la desobediencia al fallo de la Corte, que ha dicho con claridad que el Frente de Todos urdió una artimaña (fingiendo la partición del bloque) para arrebatarle a la segunda minoría el cargo que le correspondía tener en el Consejo de la Magistratura y le ordenó cumplir con la ley. El objeto del oficialismo es evidente: tener control sobre el Consejo que designa y sanciona jueces frente a una agenda particularmente sensible para Cristina, con sus urgencias judiciales.
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