Los cinco alimentos que no debes guardar en la heladera para la salud de tu intestino
Consejos que te servirán para conservar mejor los alimentos y también cuidar la salud de tu cuerpo.
Mantener una dieta equilibrada es clave para la salud intestinal, pero ¿sabías que la forma en que almacenas ciertos alimentos puede afectar tanto su calidad como tu bienestar? Aunque la heladera es una aliada para conservar muchos productos, hay algunos que no toleran bien el frío y podrían incluso favorecer problemas como el crecimiento de moho o la pérdida de nutrientes esenciales.
Te contamos los cinco alimentos que deberías mantener fuera de la heladera para cuidar tu intestino y disfrutar de su mejor sabor y textura.

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Los cinco alimentos que no debes guardar en la heladera para la salud de tu intestino
Jengibre: Este poderoso aliado para la digestión no se lleva bien con la heladera. En ambientes fríos y húmedos, como los que ofrece el refrigerador, el jengibre tiende a desarrollar moho con mayor facilidad. Guardarlo en un lugar seco y fresco, fuera de la heladera, es la mejor opción para mantenerlo en buen estado y aprovechar sus propiedades antiinflamatorias.
Cebollas: Aunque es común verlas en el cajón de la heladera, este hábito puede ser contraproducente. El frío y la humedad alteran su textura, volviéndolas más blandas, y reducen su tiempo de conservación. Además, al igual que el jengibre, las cebollas son más propensas a formar moho en estas condiciones, lo que podría afectar la salud de tu intestino si no se detecta a tiempo.
Ajo: Otro alimento que sufre en el frío es el ajo. A bajas temperaturas, sus dientes pueden adquirir una textura gomosa y perder ese sabor intenso que lo caracteriza. Este cambio no solo afecta su uso en la cocina, sino que también puede disminuir sus beneficios para la flora intestinal. Mejor guárdalo en un lugar ventilado y seco.
Pepino: Si quieres mantener tus pepinos crujientes y sabrosos, evita la heladera. El frío acelera su proceso de descomposición, haciendo que pierdan su textura característica y se vuelvan acuosos. Este deterioro no solo afecta su calidad, sino que podría influir en cómo tu cuerpo los procesa, restándole beneficios a tu sistema digestivo.
Morrón: Los pimientos, o morrones, también son víctimas del refrigerador. Las bajas temperaturas rompen su estructura celular, dejándolos blandos y con un sabor menos vibrante. Este cambio no solo los hace menos apetitosos, sino que puede reducir sus aportes nutricionales, como la vitamina C, importante para la salud intestinal.
Para estos alimentos, opta por un lugar fresco, seco y bien ventilado, como una despensa o una cesta en la cocina.
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