Se nos fue Jorge Taub, de corazón tan grande como el Aconcagua

Acordamos que pasaría por tu consultorio para buscar unos papeles y fui testigo de tu llegada para atender. Había niños de distintas edades acompañados por sus padres. Para mi sorpresa, cuando te vieron, corrieron a tu encuentro. Para entrar al consultorio tuviste que dar choques de manos, besos, hacer cosquillas y caminar arrastrando los pies con dos o tres pacientes agarrados de tus piernas. Uno de ellos te sacó el maletín de las manos y te ayudó a llevarlo con el orgullo de haber conseguido un gran privilegio. Eran niños contentos por tener que visitar a su pediatra. Ese día pude conocer otra faceta de tu vida. Me confirmó la que siempre nos mostraste en la montaña. Un ser humano generoso, solidario y divertido. Tanto que a veces te pasabas de la raya y cargabas en tu mochila peso de más para ayudar a quien ya no podía, o nos contabas chistes subidos de tono y todos decíamos a coro: ¡Joorgeee! Y reíamos a carcajadas.

A veces me hacías enojar porque siempre sabías todo. Pero era cierto. ¡Sabías de todo, porque eras curioso y rejeringa! Y eso lo supieron tus alumnos.

Dentro y fuera del Gaemn, nuestro querido grupo de montaña, compartimos muchas aventuras, navidades, años nuevos y siempre fue divertido. Cruzamos los Andes caminando con mochila varias veces, fuimos y volvimos en las buenas, en las malas y siempre estuviste con generosidad.

Estamos consternados porque te fuiste de golpe y tan rápido. Te perdimos tus amigos, tus compañeros de montaña, tus alumnos de Medicina, tu familia y tus pacientitos que iban contentos a ver al doctor.

Y otra vez también te la sabías: a la vida debemos vivirla con plenitud, alegría, generosidad e intensamente. Te vamos a extrañar. Sabemos que te adelantaste con José para preparar el campamento.

P. D.: luego de despedirte en el cementerio, tu hijo Martín volvió sobre sus pasos para hablar con un empleado del lugar. Se agachó y le dijo: “Señor, disculpe pero lo vi cuando se agachaba para hacer fuerza e hizo mal movimiento. Si sigue así, se va a lastimar la espalda. Se lo digo porque soy médico…”. Esa actitud solo la tiene un médico apasionado que además es buena persona. Jorge, tus semillas prendieron, dan buenos frutos y te honran a diario…

Angela Odetto,

DNI 20.596.525

Roca


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