24 de marzo | Ana María vivió la dictadura como estudiante: «Tenía miedo y sabía que tenía que cuidarme»

En el Día de la Memoria, que se conmemora el 24 de marzo, contamos relatos de personas de la Patagonia que sobrevivieron, que huyeron o que tuvieron que elaborar estrategias para seguir vivas durante la última dictadura militar. Hoy te contamos la historia de Ana María Chaina, estudiante universitaria y militante de Derechos Humanos en General Roca y Neuquén.

«Esa bandera que dice pedimos justicia por los desaparecidos la habíamos hecho con Cristian Labrune, el esposo de Noemí y Liliana Paredes», dice mientras señala el cartel que hay en la Plaza Julio Argentino Roca de Neuquén. Allí, una imagen de la primera movilización contra la dictadura le trae recuerdos. «Caminamos por la calle Roca, éramos 17, me acuerdo porque ese día los conté», agrega.

Ana María Chaina estudió Comunicación Social en la Universidad de General Roca y militó toda su vida por los Derechos Humanos. Pero su historia política se remonta a su niñez en Clemente Bonelli, en la línea sur de Río Negro.

«Nací y me críe en un pueblito famoso… famoso en la etapa de las privatizaciones y del neoliberalismo de Menem», cuenta. Esa pequeña localidad de solo 6000 mil habitantes guarda los mejores recuerdos de su infancia.

Chaina cuenta que es de descendencia «árabe con mapuche», y que en su casa siempre primó «la libertad y el amor». Con siete hermanos, los días pasaban sin aburrirse. «Mis papás eran muy queridos y yo en mi casa aprendí el respeto por el otro, la lucha por el amor y la vida».

Se crio en una familia humilde, recuerda, pero sus papás siempre le enseñaron que «hay gente que no tiene nada», y eso quedó grabado en su cabeza.

Sus días transcurrían más que nada jugando en la calle. La estación de tren, era su “plaza”. «Íbamos corriendo a esperarlo porque traía todo. Traía los remedios, la fruta, el pan. También traía gente, traía los maestros», recuerda. «Era un momento de mucha alegría».

Por eso, cuando se privatizó se paralizó el pueblo. Ana María ya no estaba viviendo en Clemente Onelli porque en 1976 llegó al valle para estudiar, sin embargo, asegura que ese momento en 1992 «mató a todos». «Los privatizadores, que ahora andan dando vuelta, no van a entender la profunda tristeza que vivimos».

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Cómo fue ser estudiante durante la dictadura militar

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Ana María fue parte de la corriente migratoria que tuvo la localidad y en 1976 llegó a General Roca con un tío y sus primas. «Que tuviese una contención familiar me permitió vivir en esta zona que amo y que me generaba muchas posibilidades de vida», relata.

Así comenzó su camino universitario estudiando Comunicación Social en la Universidad Nacional del Comahue. Con el golpe comenzó a militar por los Derechos Humanos. «Había mucho miedo», expresa, «miedo a hablar, a contar, a juntarnos».

Dice que a pesar de que era una facultad pequeña y se conocían entre todos, «había un miedo subyacente en forma permanente en los lugares donde uno habitaba«. Además de estudiar, Ana María trabajaba en una biblioteca popular y en el hospital de la ciudad. «Tenía relación con mucha gente y sabía que tenía que cuidarme muchísimo».

La militancia la asustaba. «Yo tenía una doble condición que no tenían el resto de mis compañeros», dice. A pesar de esto, nunca dejó de militar, estudiar ni trabajar. Ni viajar a exigir la aparición con vida de los desaparecidos.

«De noche estudiaba en la universidad y los martes nos veníamos con diferentes familias de Roca a Neuquén. Algunos tenían hijos o familiares presos. Otros estaban desaparecidos«, cuenta. Esos días se reunían en la Catedral para ver cómo seguir con la lucha.

Hoy, mientras ve la imagen de la primera movilización contra a dictadura en la Plaza Roca de Neuquén, se pregunta cómo pudo con todo. Y al mismo tiempo no puede creer que se esté repitiendo la historia.

«Uno pensaba que después comenzaría una vida democrática, donde iba a haber diferencias», expresa. «Algunos gobiernos te pueden gustar más, otros menos, pero nunca pensé que las libertades democráticas iban a ser un problema».

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Continuidades y rupturas con la dictadura militar

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Para Ana María, «el avance de la derecha es mucho mayor de lo que uno podría haber llegado a pensar». «¿Qué hicimos mal?», se pregunta. «¿O qué no hicimos?». Para ella, los derechistas siempre estuvieron. «Agazapados y ahora aparecen como hongos», expresa.

«La dictadura para imponer su plan económico tuvo que secuestrar, desaparecer y asesinar», dice, «y acá hay un plan económico de hambre, saqueo y maltrato».

La comunicadora nota similitudes entre la actualidad y aquella época y asegura que «el plan económico lo van a imponer a fuerza de represión». «Me preocupa mucho la impunidad y me preocupa muchísimo la violencia, que está institucionalizada».

No solo eso, sino también el aval que tienen las figuras políticas para ejercer la violencia. Para Ana María «fue una falla muy grande haber permitido tanto hasta que se naturalizó y hoy es tan común».

Así como las similitudes, también ve las diferencias. «Yo pienso que han pasado más de 40 años desde el golpe militar hasta ahora y ha habido muchos cambios en nuestro país», considera, «pero hay algo que me parece muy importante y que hay que destacar y es que en ese entonces no existían las redes sociales«.

Para la comunicadora, las redes sociales «modificaron las relaciones en el mundo». No solo las relaciones del mundo, sino también los «vínculos políticos». «Fue el propio Milei quien hizo su campaña en redes sociales», dice como ejemplo.

«Depende de nosotros lo que resolvamos hacer con ellas», dice. «Yo tengo esperanzas de que podamos dar una contra respuesta y empecemos a usarla a beneficio de nuestros intereses, que son: que estemos bien, que no nos repriman, que nos dejen vivir en paz y tener un país con libertades democráticas».

«Para quienes vivimos la dictadura militar, particularmente yo que siendo muy joven milité en organismos de Derechos Humanos con mucha valentía, hoy reivindico mi tarea y mi trabajo», expresa. «Invito a todos a marchar este 24 de marzo en Neuquén. Ojalá que la violencia no se profundice. Dependerá de nosotros».