Científicos argentinos del Conicet avanzan en el tratamiento del Alzheimer
Lograron detectar procesos inflamatorios característicos del avance de la enfermedad. Un estudio realizado con personas de más de 60 años logró abrir nuevas perspectivas: lograr frenar el proceso de inflamación para frenar lo más posible el proceso degenerativo.
Científicos argentinos de la Fundación Leloir, miembros del Conicet, lograron luego de varios años de investigación encontrar en la población argentina características inflamatorias asociadas directamente a las distintas etapas de la enfermedad de Alzheimer. Este hallazgo permitirá ir en busca de nuevas perspectivas terapéuticas para responder a esa inflamación cerebral y lograr mecanismos para frenar la progresión de una de las principales patologías neurodegenerativas.
Históricamente el estudio del Alzheimer se centró a nivel mundial, en los cambios que sufren las neuronas en un área determinada del cerebro humano, pero en los últimos años los especialistas se centraron en otras células específicas que podrían ser reveladoras, principalmente los astrocitos y microglía. Iban por ahí cuando lograron encontrar una punta del ovillo de esta enfermedad. Fue ahí que los científicos argentinos pudieron comprobar el rol que cumplen los procesos inflamatorios en el avance del Alzheimer y lograron definir perfiles inflamatorios característicos durante las diferentes etapas de la enfermedad. Un paso hacia el tratamiento que puede venir hacia adelante.
«Las células de la neuroglia secretan citoquinas, sustancia que regulan la respuesta inflamatoria y que pueden pasar desde el sistema nervioso central hacia la sangre periférica, un proceso que se ve incrementado cuando la barrera hematoencefálica (que protege el cerebro de moléculas que circulan en el torrente sanguíneo) está perturbada, como ocurre en pacientes con enfermedad de Alzheimer”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir, Laura Morelli, doctora en Bioquímica e investigadora del Conicet en el Laboratorio de Envejecimiento Cerebral y Neurodegeneración de la Fundación Instituto Leloir.
En un trabajo conjunto entre varios profesionales de hospitales de Argentina y España, el equipo de investigación de la FIL y el Conicet llegaron a un estudio que puso el foco en determinar los niveles de citoquinas y quimiocinas en sangre de personas que fueron estudiadas de acuerdo a tres etapas de sus estados clínicos: aquellos que estaban cognitivamente sanos, los que se encontraban en una etapa de deterioro cognitivo leve y quienes ya tenían un diagnóstico de Alzheimer. El objetivo de la investigación, que tiene como primeros autores al biólogo y becario doctoral Lorenzo Campanelli y al doctor en Ciencias Médicas e investigador adjunto del CONICET Pablo Galeano, fue evaluar la respuesta inflamatoria durante la evolución de la enfermedad.
Del estudio participaron personas de más de 60 años, a las que se les realizaron evaluación clínicas, neuropsicológicas y estudios de imágenes cerebrales. Además, se les extrajo sangre y otros llevaron adelante otros procedimientos para poder medir con mayor precisión los valores de 30 citoquinas y quimiocinas. A través de análisis estadísticos avanzados, y considerando el sexo y la edad, los investigadores identificaron que cada grupo clínico presentaba un perfil inflamatorio distintivo.
«Mientras las personas con deterioro cognitivo leve se caracterizaron por un aumento de eotaxina-1, implicada en neurotoxicidad, los pacientes con Alzheimer presentaron un aumento de la interleucina proinflamatoria IL-16. Como factor común, en ambos grupos se detectaron niveles incrementados de la quimiocina MDC, que regula la función de las células inmunitarias«, explicaron los científicos involucrados en este estudio.
“Estos hallazgos destacan el papel central de la inflamación en la progresión de la enfermedad de Alzheimer, y al fortalecer el papel de las células de la glía en diferentes etapas clínicas de la patología abren nuevas perspectivas terapéuticas, incluida la eventual posibilidad de modular la respuesta inflamatoria para frenar la progresión de la enfermedad”, concluyó Morelli.
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