Científicos estudiaron el comportamiento de una especie marina cerca de Las Grutas y esto descubrieron
La Styela clava es originaria del este asiático y desde el 2014 vive en el Golfo San Matías.
Un grupo de científicos del Cimas y de la Universidad Nacional del Comahue llevó adelante un estudio detallado sobre Styela clava, una especie de ascidia introducida que fue registrada por primera vez en el 2014 en el Golfo San Matías. ¿Cómo se comporta en este nuevo hábitat? ¿Puede afectar a las comunidades marinas locales? Fueron algunas de las preguntas que le surgieron al equipo. Los resultados de este trabajo, siete años después, permitieron comprender mejor su dinámica poblacional y su posible impacto en el ambiente.
«El organismo en estudio apareció en 2014 y durante esos primeros años se publicaron algunos trabajos iniciales sobre su presencia. En 2018 empezamos a estudiarlo más a fondo, enfocándonos en su dinámica poblacional y tasa de crecimiento«, explicó Emiliano Rodríguez, becario doctoral del Centro de Investigación Aplicada y Transferencia Tecnológica en Recursos Marinos «Almirante Storni» (CIMAS-CONICET).
La relevancia de esta ascidia radica en su condición de especie invasora. Es originaria del este de Asia, y fue introducida en varias regiones del mundo, incluyendo Europa, Norteamérica y Oceanía.
En algunos de estos lugares, su presencia ha tenido impactos económicos negativos, especialmente en cultivos de mejillones y ostras. Sin embargo, el estudio buscó analizar su comportamiento en ambientes naturales, una perspectiva novedosa dentro de los estudios sobre la especie.
En 2018 Emiliano Rodríguez junto a Andrea Arcángel, Leandro Hünicken, Juan Francisco Saad, Maite Narvarte, Patricio Pereyra y Paula de la Barra, comenzó la observación meticulosa de la Styela clava. Cada mes, visitaban dos puntos clave del Golfo San Matías: Punta Verde, un balneario de San Antonio Oeste, y Baliza San Matías, un sector del camino al puerto de San Antonio Este.
La marea baja les daba pocas horas para trabajar. «Nosotros íbamos una vez al mes y lo que hacíamos era tirar cuadrantes de 25 por 25 centímetros en superficies rocosas y en pozas de marea«, contó Rodríguez. Luego juntaban muestras en cada ambiente y comenzaba la labor en el laboratorio.
«Era el trabajo más arduo. Separar cada individuo, medirlo, pesarlo y llevar toda esa información a la computadora«, aseguró el especialista. A partir de ahí se realizaron las estimaciones de densidad y crecimiento a lo largo de los años.

Las primeras muestras probaron que la ascidia estaba presente durante todo el año y en densidades considerables. «Lo que vimos es que en algunos sitios el crecimiento individual y el reclutamiento eran mayores que en otros. Esto nos permitió inferir que su presencia está muy ligada a las condiciones del ecosistema circundante», explicó el biólogo.
La Styela clava no es un nombre nuevo en la biología marina. Su estudio usualmente se enfocó en su presencia en ambientes artificiales como puertos y marinas. «Siempre se estudió en esos ambientes porque allí puede tener un impacto económico negativo, afectando cultivos de mejillones y ostras», explicó Rodríguez.
Sin embargo, en el Golfo San Matías, el interés de los científicos radicó en su interacción con la comunidad marina natural.

La Styela clava parecía estar conviviendo con las otras especies y no desplazándolas. «No encontramos evidencia de que su presencia afecte negativamente la biodiversidad local», sostuvo Rodríguez. «De hecho, en algunos sitios observamos mayor diversidad de organismos en áreas donde la Styela estaba presente», destacó.
A pesar de lo descubierto, el estudio no termina acá. «Seguimos monitoreando la población año a año para entender mejor su rol en el ecosistema», comentó el científico. «El estudio poblacional fue el puntapié inicial para seguir. Ahora veremos qué efectos está teniendo esta especie en la comunidad del presente», cerró.
Cómo son las ascidias y la especie Styela clava
Las ascidias son invertebrados marinos que pertenecen al grupo de los tunicados, aunque a simple vista pueden parecer esponjas, en realidad están emparentadas con los vertebrados, incluidos los peces y los humanos, debido a que en su etapa larval presentan una estructura similar a una notocorda, característica clave de este grupo.
Tienen cuerpos blandos y están recubiertas por una túnica resistente compuesta de tunicina un tipo de celulosa similar a la de las plantas, un rasgo poco común en los animales. Son sésiles en su fase adulta, lo que significa que viven fijos a superficies duras como rocas, muelles, embarcaciones y otros organismos.

La Styela clava es originaria del este de Asia y es reconocida mundialmente ya que se introdujo accidentalmente en varios países de Europa, Norteamérica y Oceanía.
“En estado adulto, la Styela clava puede llegar a medir entre 170 y 185 milímetros y formar agregados o parches de ascidias que son fácilmente visibles en el intermareal cuando baja la marea», contó Rodríguez.
Esta especie tolera un amplio rango de condiciones que son adversas o estresantes para otras especies, como lo son las variaciones de salinidad, temperatura y desecación. La Styela clava posee una túnica de aspecto coriáceo, muy resistente a predadores, y además permite que tolere varias horas de exposición al aire cuando baja la marea.
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