De Rusia a Dina Huapi: Natasha llegó como turista, se enamoró y formó su familia en Argentina
“Por casualidad”, Natasha llegó al país en 2015. Era ingeniera, trabajó varios años en el INVAP. Hoy está a cargo del Club Danés Patagonia junto a su pareja Ricardo y un amigo de ambos; tienen una hija de 5 años. Su historia.
Su nombre es Natalia, pero para ella es muy formal, así que en la vida diaria no lo usa. “Me dicen Natasha porque en Rusia, el lugar donde nací, así nos dicen a las Natalias. Es un diminutivo, una forma cariñosa”, explicó. Por eso, así la llaman todos sus amigos y la gente que la conoce. Esta es su historia.
Hace 10 años que está en Argentina, llegó cuando tenía 25 y hoy vive en Dina Huapi, con su pareja Ricardo y su pequeña hija. Junto a un amigo de ambos, Lucas, están a cargo del Club Danés Patagonia, una institución histórica de la localidad, un rincón hermoso y verde de tres hectáreas de extensión, con camping, salón de eventos y bajada al río.

Habla muy bien el idioma y para ella es natural que así lo sea porque está “acostumbrada”. Cuando llegó no sabía hablar ni una sola palabra, y no dejaba de comparar una cultura con otra. El día que dejó de hacerlo, echó raíz e hizo de ese rincón de Río Negro, su lugar en el mundo.
“Fue toda una gran casualidad”, respondió Natasha sobre cómo llegó al país. En 2012 en Rusia se había recibido de ingeniera en gestión de calidad. Trabajaba en la aerolínea de bandera como “personal en tierra”. La empresa le daba pasajes a bajo costo, aprovechó para viajar todo lo que pudo y así conoció Indonesia, Corea del Sur y Brasil. En 2015, cuando le tocaban sus próximas vacaciones agarró un mapa con su amiga y eligieron Argentina porque era “lo más lejos posible de Rusia”.

En ese momento, no tenían casi nada de información sobre el país. En sus búsquedas aparecía Buenos Aires, tango y no mucho más. “No es una ruta muy común para la gente rusa, no hay vuelos directos, es una ruta rara, pero nosotras éramos jóvenes y nos vinimos así nomás”, recordó.
El vuelo que las traía a Buenos Aires iba sobrevendido por lo que tuvieron que viajar separadas. Primera llegó la amiga que se fue a Bariloche mientras que Natasha quedó varada dos noches en París. Estuvo a punto de no viajar o postergarlo para más adelante. Sin embargo, su amiga la convenció y le dijo: “Vení que ya conocí a Ricardo, te estamos esperando”.

Ricardo, de anfitrión a pareja y padre de su hija
Natasha y su amiga viajaban por couchsurfing, que es un servicio de intercambio de alojamiento que conecta a viajeros con anfitriones locales para que puedan hospedarse en sus casas de forma gratuita. Ricardo era su anfitrión en la ciudad, su “persona segura”.
Después de estar una semana en Bariloche siguieron viaje por Calafate, El Chaltén y Ushuaia. Ya estaban en Buenos Aires para volver a Rusia cuando tomó una decisión que le iba a cambiar la vida: agarró un avión de vuelta a Bariloche para ver a Ricardo, de sorpresa. ¿Por qué? “Porque había surgido toda la magia”, dijo.

“Soy una persona muy ordenada, muy organizada. Me encanta planificar, pero fue la única cosa en mi vida que no planifiqué, que no pensé mucho, que no analicé”, aseguró, “yo dije me lanzo y bueno, mira dónde estoy. Formamos una familia, tenemos una hija de 5 años (Victoria) y un proyecto en conjunto que es el camping y salón de eventos”.
En los primeros años el desarraigo fue “muy fuerte”. No sabía hablar español y tuvo que aprenderlo. «Fue mucho más fácil cuando me di cuenta de que tenía que dejar de comparar, que tenía que enfocarme en lo que hay acá. Y ahí se disparó todo. Es pura psicología, es un proceso”, admitió.
Desde que se fue pudo volver a Rusia una sola vez para presentarle Ricardo a sus padres. Había pasado un año desde que se había ido y notó el contraste. Luego surgió un proyecto laboral en Córdoba por dos años. Después quedó embarazada. Después vino la pandemia. Después vino la guerra. “Desde el 2022 muchos rusos eligieron a la Argentina como un país para refugiarse. Su situación es totalmente diferente a la mía. Yo vine para ver qué me deparaba la vida, pero ellos huyeron, son refugiados y les cuesta un poco más insertarse en la sociedad”, señaló.

De trabajar en INVAP a estar al frente de un camping
Con Ricardo habían trabajado en la empresa INVAP durante muchos años. Estuvieron en el departamento que lanzó el primer satélite geoestacionario El ARSAT-1 y luego pasaron al sector nuclear. En un momento, se dieron cuenta de que necesitaban un cambio: pasaban mucho tiempo en la oficina y ya tenían una hija chiquita.
“En una juntada con amigos, nos comentaron que el Club Danés estaba buscando un nuevo concesionario desde hacía varios años. Alguien dijo en broma que estaría bueno hacerlo, pero nosotros lo tomamos en serio. Al día siguiente nos sentamos, escribimos un plan de trabajo detallado y nos presentamos”, repasó.

Hace un año que están trabajando, junto a un amigo de ambos -Lucas- en el extenso terreno que pertenece a la colectividad danesa y es famoso por su salón de eventos y sus grandes piletas donde la gente del pueblo pasaba los días de calor en verano. Ellos plantearon una división: una parte sigue perteneciendo al salón para alquiler y la otra funciona como camping.
El lugar tiene una ubicación estratégica. Es ideal para los viajeros que pasan por la Ruta 40. Es amplio, tiene todos los servicios y es muy tranquilo para acampar en familia. Abrieron el año pasado y la experiencia superó sus expectativas. Entre las novedades, diseñaron un sistema de aguas grises especial para las motorhome. Permite la descarga de aguas sin generar impacto ambiental ni drenar productos químicos al suelo, avalado por la provincia y el municipio.

Para Natasha, Dina Huapi es su hogar y más allá de que aquí formó su familia, cree que vale la pena vivir en este país. “Los argentinos son muy abiertos y cálidos. Se juntan con amigos, están en familia, comen un asado al aire libre. La esencia de Argentina son esas reuniones donde viene un amigo y después otro y otro. Lo vemos en el camping, gente que llega sola, conoce a otra y se quedan juntas. Esta es la esencia del hogar: reunir a las personas y hacer que la pasen lo mejor posible”.
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