Denunció un abuso en su local de Catriel: «No hacen nada; esperan a que una persona esté muerta para accionar»
Una mujer relató la situación que debió atravesar el 10 de febrero pasado en su vinoteca.
«Tengo tanto miedo que tuve que cerrar mi local que era mi única entrada«. Roxana, una comerciante de Catriel, sufrió una situación de abuso sexual los primeros días de febrero, radicó la denuncia en la Comisaría 9 y espera que la justicia actúe en el caso. «Hoy me pasó a mí, pero no hacen nada. Esperan a que una persona esté muerta para accionar«, recalcó.
Tres años atrás, esta mujer abrió una vinoteca en el centro de Catriel. Debido al incremento del valor del alquiler, decidió trasladar el comercio a un local al lado de su vivienda. Funcionó hasta el 10 de febrero cuando Roxana padeció una situación que carga al día de hoy.
«Tenía un cliente que venía siempre a comprar. Un mediodía, lo crucé en la calle, pero cuando me vio llegar al local, volvió. Me pidió dos cervezas y me pregunta dos veces cómo estoy. Le cuento que ando con algún lío porque tengo que hacer un pilar nuevo de luz y me dice: ‘Bueno, pero no te vas a poner mal por eso’. Le digo que no, solo que todo es plata y hay que trabajar para pagar», relató Roxana.
El hombre, contó, le insistió en que no se ponga mal, dejó las cervezas en el mostrador, se le acercó y le agarró la mano. «Me empezó a besar y le pregunté qué le pasaba, le dije que no quería. Me empezó a agarrar por la fuerza, me empezó a manosear y me tiró contra la pared. ¿Qué te pasa?, insistía yo. Me llevó hacia mi casa que se conecta con el local por una puerta interna, hasta que en un momento logré zafarme, pero me volvió a agarrar. No sabía que hacer», expresó con un hilo de voz.
En un momento, la mujer lo advirtió que su hijo estaba por llegar y que había sentido ruidos, que había entrado alguien al local. «No había escuchado nada, pero estaba muy asustada y fue lo único que se me ocurrió en el momento -agregó-. Le dije que se fuera, que iba a llamar a la policía. Por suerte, se fue«.
Cuando el hombre salió, la mujer cerró la puerta y llamó desesperada a una amiga para contarle lo que había sucedido. «Cuando llegó mi hijo, le llamó la atención que el local estuviera cerrado y encima yo me había puesto anteojos para que no viera que había estado llorando. Me insistió y le conté. Lo fue a buscar aunque, por suerte, no lo encontró», manifestó Roxana.
Denuncia
Tras la denuncia en la Comisaría 9, los agentes inspeccionaron la casa y el local y tomaron huellas. «Este hombre quedó notificado, pero como pasó a la Justicia, quedó en la nada. Tuve que cerrar mi negocio. Nunca tuve miedo en mi vida hasta ahora. Y no puedo atender detrás de las rejas», aseguró y acotó: «No tengo otra entrada. No tengo marido. Tengo un hijo grande, pero el otro es chiquito. Ahora esto vendiendo las heladeras para, al menos, pagar los impuestos. No sé cómo voy a seguir, pero tengo claro que no vuelvo a abrir».
¿Qué espera ahora? «Que la Justicia haga algo. Catriel es chico y me vivo cruzando a este hombre. Quiero que esto no quede en la nada, porque hay muchas mujeres que tienen negocios o son empleadas y no quiero que pasen por lo mismo. Por más que una tenga un local o viva sola o esté sola los hombres deben ubicarse. Lloro todos los días. Porque tengo miedo y porque me costó mucho tener mi local», respondió.

"Tengo tanto miedo que tuve que cerrar mi local que era mi única entrada". Roxana, una comerciante de Catriel, sufrió una situación de abuso sexual los primeros días de febrero, radicó la denuncia en la Comisaría 9 y espera que la justicia actúe en el caso. "Hoy me pasó a mí, pero no hacen nada. Esperan a que una persona esté muerta para accionar", recalcó.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite desde $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios