El impacto del fin de la moratoria previsional: “Amplía la pobreza en la vejez”

Así lo analiza la Dra. en Ciencias Sociales Luci Cavallero. En Río Negro se calcula que 2.700 personas, este año, no podrán jubilarse. Y en Neuquén unas 5.000.

Victoria Rojas tiene 64 años. Por la mañana cuida a su nieta de un año y ocho meses, por la tarde pinta cuadros por encargo. Trabajó toda su vida. Desde los 14. Pero, a los 60, como muchas personas en Argentina, se enfrentó a una realidad ensordecedora: no tenía los aportes suficientes para jubilarse.

“La moratoria previsional vino a dar una respuesta a un sistema que dejaba afuera a una gran parte de la población”, explica Luci Cavallero, Dra. en Ciencias Sociales, “Argentina tenía uno de los índices más bajos de inclusión previsional. Y eso tenía que ver con la gran cantidad de trabajo no registrado, producto de la desestructuración del mercado de trabajo que empezó en 1976 y que se profundizó en los 90´. La moratoria fue una política que permitió llegar hasta el 95% de inclusión previsional, uno de los niveles más altos de Latinoamérica”.

Las moratorias que funcionaron desde el 2004 hasta la fecha lo hicieron por distintas leyes y decretos: por ejemplo, la ley 25.994 y la 26.970 y los decretos 1454/05 y el 475/21 que reconoció años de servicios por tareas de cuidado. La última moratoria previsional se convirtió en ley en 2023 y permitió que las personas que ya habían alcanzaron la edad pero no cumplían con los aportes suficientes podían acceder a una jubilación.

La moratoria estaba dirigida a mujeres mayores de 60 y a hombres mayores de 65 años que no contaban con los 30 años de aportes pero que tenían una cantidad verificables hasta el 2008.  El mecanismo era simple: completaban los períodos faltantes descontándolos mensualmente de su jubilación.

“Mi primer trabajo”, cuenta Victoria, “fue en un taller de plásticos. Hacíamos bolsitas de residuos, teníamos unas máquinas donde estirábamos unas bolsas y las sellábamos con una resistencia”. Ahí a Victoria le pagaban por cantidad de trabajo. De ese tiempo no tuvo aportes. “Supongo”, analiza, “porque era trabajo infantil”.

A los 16 entró a trabajar a un taller de cerámica. Pintaba floreros, jarrones y platos de decoración. “Ahí me daban recibo de sueldo”, cuenta, “pero una vez me enfermé y me quise atender, pero me di cuenta que no tenía obra social. O sea, me descontaban, pero no me hacían los aportes”.

Tras cumplir 18 años trabajó en talleres de costura. Arrancó descosiendo lo que las costureras se equivocaban. “Me pagaban muy poco porque estaba como aprendiz”.  De esos años tampoco tuvo aportes. A los 20 entro a trabajar en un mayorista. Revisaba las facturas de los vendedores de ropa y hacía tareas administrativas. En este trabajo, tampoco tuvo aportes. Después aprendió el oficio de coser. “Había una empresa que me traía las prendas cortadas y yo las unía en mi casa”. Tenía 24 años, diez de trabajo y ningún aporte.

Victoria Rojas esta jubilada por la moratoria previsional de 2023. Foto: Matías Subat

“Para las mujeres fue una política profundamente feminista y reparatoria”, sigue Cavallero, “ya que permitió que muchas mujeres que trabajaron toda su vida en sus casas o que lo hicieron de manera informal o no registrada, pudieran por primera vez conocer la autonomía económica en la vejez con una jubilación mínima que en ese momento además alcanzaba para vivir. Fue una política muy reparatoria que a su vez elevó el nivel de vida en la vejez”.

El texto de la ley – de la última moratoria previsional – sancionada durante el gobierno de Alberto Fernández, establecía una vigencia de dos años prorrogables por igual período. La gestión de Javier Milei no hizo uso de esa potestad. Por eso, el 23 de marzo pasado esta moratoria terminó. Y así tras casi dos décadas de vigencia, las moratorias previsionales llegaron a su fin.

A los años Victoria se montó su propio taller de costura y empezó a hacer arreglos de ropa. “Ahí me inscribí en el rubro comercio y empecé a aportar como monotributista. Me hice mis primeros aportes”. Pero, a los pocos años dejó de hacerlo. “Se me hizo muy caro. El alquiler se elevó muchísimo, tenía tres hijos yo sola y no podía afrontar tanto gasto. Por eso, dejé de aportar al monotributo”.

Ninguna de las empresas en las que Victoria trabajó le hizo aportes. “Los únicos que tenía”, sintetiza, “me los hice yo, como monotributista”.

Para Cavallero el fin de la moratoria previsional reconfigurará la sociedad: “Va a generar una gran ampliación de la pobreza en la vejez. Siete de cada diez hombres y nueve de cada diez mujeres quedarán sin jubilación”.

A partir del 23 de marzo, con el fin de la moratorio previsional, las personas que no cumplen con los 30 años de aportes requeridos para una jubilación, pueden obtener una pensión: la PUAM (Pensión Universal para el Adulto Mayor). Esta medida fue establecida en la Ley 27.260 durante el gobierno de Mauricio Macri. Esta pensión representa un 80% de la jubilación mínima. Es decir $ 223.297,37; y en la Patagonia – con el item de Zona Austral – es de $312.616.

Para poder acceder a este beneficio se debe contar con más de 65 años; ser argentino/a, naturalizado/a con diez años de residencia o extranjero con 20 años viviendo en el país; y no cobrar ningún otro beneficio previsional. Se actualiza por el régimen de movilidad; en marzo de 2025 el haber de un beneficiario de esta pensión fue de $ 293.300. 

“El fin de la moratoria implica también subir la edad jubilatoria”, suma Cavallero, “las mujeres podrán acceder recién a la PUAM a los 65 años, es decir cinco años más que con la moratoria previsional”. Se incrementa así la vulnerabilidad sobre todo de las mujeres expuestas históricamente a la informalidad laboral y a cargo de las tareas de cuidado. También quienes cobren una PUAM no podrán tener derecho a ninguna jubilación o pensión de un organismo nacional o de cajas o institutos provinciales o municipales, ni seguro de desempleo.  Tampoco se podrá transferir a la pareja en caso de muerte. Además, conlleva una limitación importante: no reconoce aportes. Es decir, una persona que tiene 20 años de aportes (y no cumple con el mínimo obligatorio) tiene el mismo beneficio que quien no hizo ninguna contribución al sistema previsional.

A Victoria, por más que trabajó toda su vida, le faltaban 15 años de aportes. En 2023 fue a la Anses y le contaron que había entrado en la moratoria. “Yo no tenía toda la plata junta como para pagar los aportes que me faltaban. Fue un alivio muy grande”, dice, “una alegría tremenda, no lo podía creer. Me acostaba en la cama y pensaba: ¡Ya me jubilé!”. Hoy no sabe con exactitud cuánto cobra. “Siempre varía”, dice, “no tengo gastos mayores, doy gracias a que no tengo una enfermedad grave, porque no me alcanzaría para comprar medicamentos. Están carísimos”.  Estima que recibe 370 mil pesos por mes. Sus hijos la ayudan. Le regalan ropa. También le compran comida. “Si no, con eso no puedo vivir”.

La última moratoria previsional dejó de estar vigente el 23 de marzo. Foto: Matías Subat

El fin de la moratoria previsional: cuál es el impacto en Neuquén y Río Negro


Consultadas por Diario RÍO NEGRO Eliana Medvedev, titular de la delegación de Anses en Viedma y Gabriela Muñoz titular en Neuquén dieron la misma respuesta: no poder dar información de ANSES a la prensa. Ni tampoco entrevistas.

Pero, algunas estadísticas se han conocido. Por ejemplo, según datos relevados por Chequeado.com se pudo conocer que el sistema previsional está compuesto por 7,2 millones de jubilaciones y pensiones. De ese total, el 59,5% (4,3 millones) fueron obtenidas a través de una moratoria. Desde 2005 ésta población aumentó un 130%. Pasó de 3,1 millones de beneficios a los 7,2 millones actuales (septiembre de 2024).

Pablo Todero, extitular de la regional de Anses de Neuquén, Río Negro y La Pampa desde 2020 a 2023 y actual diputado nacional por Unión por la Patria también hace estimaciones. Según las estadísticas que comparte en Neuquén este año no podrán jubilarse unas 5.000 personas. Lo explica así: “En todo el país son aproximadamente 270.000 personas que no van a poder jubilarse. Neuquén siempre representó el 1,8% del total país, así que calculo que serán cerca de 5.000 personas que no podrán jubilarse este año”.  Y además suma un nuevo dato: “De las mujeres que llegan a la edad jubilatoria, el 90% no tienen los aportes; de los varones, representa el 60%”.

Aprovecha y analiza: “Si a este gobierno nacional no le gusta esta moratoria. ¿Cuál es la solución que plantean? Nada. Su solución es dejar tirada al 90% de las mujeres y el al 60% de los varones que no van a poder jubilarse y no van a tener un ingreso ¿Esa es la solución? La situación del gobierno para con los jubilados es de maldad. Les pegan, físicamente que es lo que hace Bullrich y además todos los días con las normativas, con las decisiones que toma el gobierno”.

De Río Negro quien da precisiones es Leandro García, actual legislador de la provincia y quien estuvo a cargo de la Unidad de Atención Integral de Anses en el Bolsón desde 2020 a 2023. Según sus cálculos en Río Negro no podrán jubilarse este año, por el fin de la moratoria, 2.700 personas. El 70% son mujeres que tendrán que esperar 5 años más para acceder a una PUAM. Y suma un dato más: “En Rio Negro viven más de 115.000 jubilados y jubiladas, el 70% gana una jubilación mínima, es decir aproximadamente $400.000; cuando el costo de vida supera $1.200.000”.

Fin de la moratoria previsional: cómo actúa la Cámara de Diputados


La comisión de Previsión y Seguridad Social de la Cámara de Diputados debatirá el 9 de abril una serie de iniciativas que buscan crear alternativas para las personas que no cuentan con los aportes necesarios para jubilarse.

Desde el gobierno nacional adelantaron que vetarán las leyes que impliquen aumentos del gasto.


Victoria Rojas tiene 64 años. Por la mañana cuida a su nieta de un año y ocho meses, por la tarde pinta cuadros por encargo. Trabajó toda su vida. Desde los 14. Pero, a los 60, como muchas personas en Argentina, se enfrentó a una realidad ensordecedora: no tenía los aportes suficientes para jubilarse.

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