El relato de la esposa de un marinero que murió en el hundimiento del Belgrano: «Parecía indestructible»
Esther Monje, casada con uno de los combatientes que perdió la vida en aquel momento trágico contó cómo fue su vida tras lo sucedido y la importancia de mantener el recuerdo vivo de Malvinas.
Hoy se cumplen 40 años del hundimiento del crucero ARA General Belgrano. Allí murieron 323 tripulantes y sobrevivieron 770. Fue un hecho que marcó la Guerra de Malvinas. Esther Monje, esposa de uno de los marinos que perdió la vida en aquel momento trágico recordó cómo vivió lo sucedido y cómo repercutió en su familia.

A 40 años de una guerra que vive en la memoria
“Una familia, un techo a pagar en cuotas, trabajos estables… nada de eso duró mucho. Nos habíamos casado un 2 de mayo de 1975 y exactamente 7 años después enviudé. -Esther, ¿Cómo vino a trabajar? ¿no se enteró lo que pasó ayer a la tarde? …lo que me contaban era imposible porque el Belgrano estaba fuera de la zona de combate”; contó Esther, sobre ese hecho al cual no quería creer que fuera real.
Describió al Belgrano, que zarpó por última vez de Puerto Belgrano un 16 de abril de 1982 como un crucero que “parecía indestructible” y cuyo “gigantesco tamaño inspiraba seguridad y confianza a quienes desconocíamos sus limitaciones”:
“Todavía cierro los ojos y respiro el perfume a hierro mojado que traía el oleaje de una ría que, a veces, se parecía a los piños que desfilaban en la veranada frente a mi casa en Bajada del Agrio”, rememoró.
Relató que en aquel momento ya había cumplido 32 años, “trabajaba sumergida en aquel intenso mundo naval” y estaba casada con un marino, tenía un bebé de 11 meses y “la guerra por Malvinas contaba con un amplio apoyo popular, político y gremial”. Pero marcó que mientras tanto, “para quienes teníamos un familiar combatiendo, los días de otoño se llenaban de sentimientos tristes e incertidumbres que no podíamos compartir porque aguaban la fiesta del ‘vamos ganando’.
Esther Monje narró que cuando el rescate terminó les dijeron que el resto de los náufragos volvía en unos barcos rusos en secreto, “pero eso al final no sucedió” y enfatizó: “Fue entonces que, buscando la verdad, visité la morgue demasiadas veces y hasta fui a la casa de quienes volvían para preguntarles si lo habían visto y qué le había pasado, pero no todos se animaron a abrir la puerta”.
Sumó que tras la derrota, toda la culpa se apuntó “al general borracho o a los chicos de la guerra”, como si el mismo pueblo “no se hubiese embriagado con exitismo y patriotismo”:
La esposa del marinero dijo que por la guerra “celebramos el primer cumpleaños de mi hijo solos, y esa soledad también fue el destino de muchas durante días que luego se convirtieron en años”, porque comparó que “ellos podían formar sus familias mientras quisieran o pudieran, pero las viudas que teníamos 25, 30 o 35 años parecía que no”.
La posguerra indicó que fue peor: “En el aire se respiraba la alegría del regreso mezclada con la bronca por la derrota y el duelo por los vecinos que ya no estaban. Andando me di cuenta que no podía rendirme ni tampoco hablar mucho del tema sin pagar un alto precio porque había empezado la desmalvinización”:
El tiempo pasó y 20 años después, en Neuquén, siguió trabajando y hasta fue jefa de la Delegación naval. “Creo que fui la primera mujer en ocupar un cargo así a nivel nacional”, señaló Monje. También estuvo en el Centro de Veteranos de Neuquén y en el Área de Atención al Veterano de Guerra del PAMI. Además, estudió en la Universidad Nacional del Comahue.
“Alguna vez me dijeron: ‘Señora, ¿para qué seguir insistiendo con los muertitos si nada va a cambiar? ¿para qué le sirve recordar?’ A 40 años de la gesta creo que nos sirve para sobrevivir a lo inexplicable y para que mi nieto (y con él quienes no vivieron aquellos días) dimensione con más elementos el pasado y el presente de una causa y un país en la que la educación y la diplomacia aún tienen mucho por hacer”, reflexionó.
Hoy se cumplen 40 años del hundimiento del crucero ARA General Belgrano. Allí murieron 323 tripulantes y sobrevivieron 770. Fue un hecho que marcó la Guerra de Malvinas. Esther Monje, esposa de uno de los marinos que perdió la vida en aquel momento trágico recordó cómo vivió lo sucedido y cómo repercutió en su familia.
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