Es de Allen, vio a Argentina campeón de la Copa América y despidió a Di María en Miami
La rionegrina que pudo vivir la final contó la odisea para conseguir las entradas para ver a la Scaloneta. Ama su ciudad y nació en el seno de una familia de chacareros fanáticos del fútbol. El adiós eterno al "Fideo" en las calles de Estados Unidos.
Con 31 años, se emocionó hasta la punta de los pelos. Por casualidad, logró conseguir entradas para ella y su familia y asistir a la final: pudo ver con sus ojos y oír desde un recóndito pueblo de Río Negro a la Selección Argentina brillar y triunfar de nuevo en el fútbol.
Florencia Patalano es una joven profesional y empresaria de Allen, licenciada en Comunicación Social. Jamás se imaginó poder ver las lágrimas de Messi y la euforia de sostener la Copa América; y por si fuera poco despedir a Ángel Di María en su último partido con la celeste y blanca desde las gradas.
“El sentimiento de haber estado ahí y lo que se vibró es increíble. Menos mal que aproveché esta oportunidad, que se da una vez en la vida. Fue increíble”, contó a Diario RIO NEGRO hoy, el día después. Según ella fue una iluminada, tuvo mucha suerte en llegar hasta ese estadio.
Hija de una familia futbolera a muerte, fanáticos de River, creció en un hogar de chacareros amantes del fútbol. “Nací y me crié en Allen. Es el lugar que sigo eligiendo para vivir”, contó, pese a que hace un posgrado en Buenos Aires.
Para ella, el deporte no era un asunto presente en su vida cotidiana, pero la Copa América anterior y el último Mundial de Qatar, fueron un antes y un después.
Ella estaba en Estados Unidos de vacaciones. Para quienes se dedican a la fruticultura, esta época del año es de descanso. Lo que no había calculado es que su estadía en Norteamérica coincidiría justo con las fechas de los partidos de la Copa América, pero una vez que lo supo, seguir a la Scaloneta se volvió su misión. Conseguir las entradas fue una odisea.
Terminaron siendo unas vacaciones poco distendidas, pero con la adrenalina a flor de piel. En Miami había rionegrinos y algunas otras familias allenses. En pantalla vio a una bandera de Chichinales. Entre argentinos armaron grupos de WhatsApp, de Facebook, donde circulaba información y testimonios de personas que iban comentando si conseguían tickets.

“El sábado empiezo a notar que algunas entradas las más caras habían bajado su precio notoriamente, pero seguía fuera de las posibilidades y de algo lógico a pagar”, contó Florencia: las más caras eran de hasta 8.000 dólares, valor inalcanzable, pero no se rindió y siguió la búsqueda.
Cerca de la madrugada del domingo; a tan solo 20 horas del partido encontró entradas de reventa en la página a un excelente precio. “Hice las cuentas, las quise sacar, pero alguien me la sacó antes y las perdí”, contó Florencia. Por una casualidad, se quedó en línea. Pasaron 20 minutos y aparecieron de imprevisto otras entradas disponibles, sin dudar las sacó. “Vi el confirmado en la pantalla y fue todo felicidad y alegría”, recordó de lo que sucedió hace apenas unas horas.
Un adiós en las calles para el «Fideo» Di María
La despedida de Ángel Di María de la Selección se vivió durante días. No solo fue en la cancha, según el relato de la rionegrina, fue en las calles, en los shoppings y los restaurantes. “Era común ver a su esposa y a sus hijas, acompañadas de esposas de otros de los jugadores en algún lugar”, contó. Ella misma las cruzó en dos oportunidades.
Florencia fue parte de esa fiesta de despedida eterna, de los argentinos al “Fideo” y su entorno. “Hubo muchos momentos de agradecimiento, reconocimiento”, dijo. En el momento, en las calles y las veredas, le cantaban.
«A Jorgelina (esposa de Ángel Di María) la vi en Times Square en Nueva York haciendo el programa Por el Mundo con Marley el día del banderazo».
Florencia Patalano, joven de Allen en la final de la Copa América.
También estuvo en el mismo restaurant donde la familia del jugador festejó un cumpleaños.
La final con todos sus matices
“Miami estaba lleno de argentinos, era toda una fiesta llena de camisetas, el shopping, la calle, la playa, los restaurantes, bares, cualquier sitio de esparcimiento social repleto de argentinos”, contó y agregó: «Fue una fiesta desde la mañana, todos los argentinos saludándonos entre nosotros, preguntándonos de dónde éramos”.

El clima era agobiante. Hacía más de 40 grados de temperatura y el sol de la tarde estaba furioso, tanto como el calor. De a poco, pudieron entrar y luego empezaron los altercados afuera. “Vi algunas personas que corrían a colarse, que saltaban el molinete, que estaban sin entrada y que iban por zonas linderas al estadio», comentó.
El estadio era una marea celeste, blanca y amarilla en partes casi iguales. Pese a los incidentes y desorganización inicial, Florencia relató que el nivel de insultos y agravios desde la hinchada oponente era constante.
“Entre argentinos tratábamos de calmarnos para no terminar mal. Era una arenga constante, muy violenta. Los escuchaba decir ‘Messi ojalá te mueras’. En el himno que cantó Abel (Pintos) silbaron, gritaron e insultaron muchísimo”, contó Florencia sobre la experiencia de haber estado ahí.
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Con 31 años, se emocionó hasta la punta de los pelos. Por casualidad, logró conseguir entradas para ella y su familia y asistir a la final: pudo ver con sus ojos y oír desde un recóndito pueblo de Río Negro a la Selección Argentina brillar y triunfar de nuevo en el fútbol.
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