Exploran los secretos del volcán Copahue: harán un estudio pionero sobre sus cenizas
Es considerado un “laboratorio natural” único para el análisis de los fenómenos eruptivos. Es el volcán más monitoreado del país. Ahora investigarán la materia que sale de sus explosiones.
Sebastián García desde la ventana puede ver al volcán más monitoreado del país. Tiene a pocos metros, al más activo del terreno federal, el que lidera el ranking de riesgo volcánico para la República de Argentina. Tiene al que desde el 2013 está monitoreado desde Chile, y a partir de 2020 desde Argentina. Al que, como pocos en el mundo, tiene agua en sus profundidades. Está frente al que tuvo su última erupción en 2012, pero que, desde 2019 empezó a tener un comportamiento particular, llamativo: durante los inviernos tiene pequeños pulsos de explosiones y de emisión de ceniza. Y durante los veranos, una recuperación del lago que tiene en su cráter.
Ahora Sebastián García está por hacer las valijas. Se termina el viaje de dos semanas en el que dedicó toda su atención al volcán que tiene enfrente. Allí, con sus 2.997 metros de altura, se erige el volcán Copahue, un laboratorio natural y único, que científicos de todo el mundo viajan a estudiarlo.
“Vinimos a hacer algo que teníamos pendiente”, explica el director del Observatorio Argentino de Vigilancia Volcánica (OAVV), del Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), “intentar entender qué materia sale de las explosiones que venimos registrando desde 2019. Queremos saber si está relacionada con un magma nuevo que quiere ascender o con el magma de la erupción del 2012”.
Sebastián García y su equipo de trabajo tienen una teoría: esos pulsos de explosiones y de emisión de ceniza durante los inviernos y la recuperación del lago de su cráter en los veranos, que vienen registrando desde 2019, son el fin del proceso eruptivo que se inició en el 2012, momento que tuvo su última erupción. Pero, para confirmar esta teoría deben analizar aún más a este volcán.
Y para eso, la ceniza es un elemento clave porque les dará información primordial para entender qué pasa en las profundidades del volcán. Buscarán entender mejor el comportamiento durante los últimos años y conocer, en definitiva, su humor.

Para abordar esta investigación inédita se armó una red de cooperación internacional. De la iniciativa participan la Oficina Provincial de Tecnologías de la Información y la Comunicación (Optic), el Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), el Instituto de Física del Globo de París (Francia) y la Universidad de Ginebra (Suiza).
“Nos propusimos instalar por un lado una red de colectores verticales que si este año vuelve a ocurrir el fenómeno, como lo venimos registrando, vamos a poder obtener muestras de ceniza y poder analizarla en detalle”, explica García, “y por el otro lado, también instalamos una red de colectores horizontales que nos permite analizar la ceniza que cayó desde el 2012 hasta la actualidad, ver cómo se moviliza por los vientos patagónicos y cómo impacta en los ecosistemas, en las localidades, en los animales y el hábitat. Es decir, buscamos medir la ceniza removilizada”.
Los recolectores están distribuidos a lo largo del volcán. A distintas alturas y cercanías del cráter. Son 24 en total, 12 verticales y 12 horizontales.
Este trabajo tiene otra punta interesante: involucra directamente a los vecinos de Caviahue y Copahue. “Para nosotros es muy importante que la comunidad se involucre y que lo tome como algo propio”, explica Sebastián García, “porque el objetivo de entender el volcán es que le sirva a la población que vive en sus inmediaciones y resguardar la vida de las personas en caso de que haya una nueva actividad eruptiva”. Y así es, por ejemplo, la recolección de las muestras las hará profesores del CPEM 74 de Caviahue y guías de turismo.
Sebastián García ahora les está por dar la última capacitación. Les dejará los kits para puedan tomar las muestras y les va a explicar cómo enviarlas al laboratorio del Segemar, en Buenos Aires, donde las recibirá y analizará.

Después de dos semanas intensas, Sebastián y su equipo emprenden la vuelta. El volcán Copahue sigue ahí, es el más monitoreado y estudiado del país, pero aún, alberga secretos.
Colectores y nuevas mediciones en el volcán Copahue:
Los colectores de cenizas son muy sencillos: “Son básicamente dos palos, uno de ellos, el vertical tiene un embudo que nos va a permitir saber el volumen exacto de la ceniza que cae”, explica Sebastián García, “por otro lado, los colectores horizontales se mueven en la dirección del viento a distintas alturas y capturan la ceniza que decanta en tarros de PVC”.
Tres de esos colectores están conectados a estaciones de monitoreo en tiempo real y miden otros parámetros como temperatura y humedad.
Pero, eso no es todo, también hay un nuevo instrumental de monitoreo, incluyendo una nueva estación meteorológica, un nuevo equipo de medición remota de gases volcánicos, conocido como Doas, una nueva cámara web y dos nuevas estaciones en las localidades de Caviahue y Copahue, que buscarán medir la calidad del aire y su impacto por la caída y removilización de la ceniza volcánica.
Sebastián García desde la ventana puede ver al volcán más monitoreado del país. Tiene a pocos metros, al más activo del terreno federal, el que lidera el ranking de riesgo volcánico para la República de Argentina. Tiene al que desde el 2013 está monitoreado desde Chile, y a partir de 2020 desde Argentina. Al que, como pocos en el mundo, tiene agua en sus profundidades. Está frente al que tuvo su última erupción en 2012, pero que, desde 2019 empezó a tener un comportamiento particular, llamativo: durante los inviernos tiene pequeños pulsos de explosiones y de emisión de ceniza. Y durante los veranos, una recuperación del lago que tiene en su cráter.
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