Maxi, el mecánico que ayuda a los perritos a volver a caminar

El joven de Roca comenzó hace un año a fabricar sillas de ruedas para las mascotas que se quedan postradas. En forma gratuita les devuelve a los amigos perrunos la felicidad de jugar con libertad. Las familias emocionadas.

La perrita Mikeila mira emocionada a Maximiliano cada vez que la va a visitar.
Lo reconoce porque hace cuatro meses cuando no podía caminar y arrastraba su cuerpo por el piso, el joven mecánico llegó con una silla de ruedas y volvió a correr de alegría.

Maxi Bustos contó que los perros de esta raza, suelen tener problemas de cadera y muchos quedan postrados.

Por eso hace un año comenzó una campaña solidaria para ayudar a estos amigos perrunos. Con dedicación fabrica sillas de ruedas a medida para las mascotas de familias humildes que no las pueden comprar por el costo.

La perrita se pone contenta cada vez que ve a Maxi. Foto Juan Thomes

Su pasión por los animales no lo deja tranquilo y todas las semanas después de trabajar en su taller de autos en barrio Nuevo, se ocupa de este maravilloso proyecto personal.

El comienzo

Su campaña solidaria inició hace un año cuando su perro de raza bóxer llamado Patricio se quedó postrado. “Estaba viejito, le agarró una enfermedad en la cual quedó invalido. Cuando me puse a averiguar los precios para una silla que le permita caminar, me di cuenta que eran carísimos”, contó.
Pero Maxi no se quedó con los brazos cruzados. “Me manejo bien con las herramientas y me pregunté, cómo no le voy a poder hacer una silla. Encontré la manera de hacerla muy barata, con caños de agua. El costo es muy bajo y en poco tiempo”, explicó.
Ese primer carrito su perro Patricio lo usó varios meses hasta que murió. Maxi cuando decidió donarlo empezó a ver que había muchos perros que necesitaban esta herramienta para volver a caminar.
“Me dije porqué no hacerlo gratis ya que mucha gente no tiene dinero para comprarlo y mejorarle la vida a un animal”, recordó.
Desde entonces ha fabricado más de 30 sillas. “A la noche cuando terminó de trabajar en mi taller, empiezo a hacer los carritos para los perros”, contó.

Maxi después de trabajar en su taller se dedica a las sillas. Foto Juan Thomes

La fabricación

Maxi pacta con el dueño del animal para que lo ayuden a conseguir los materiales que son los caños de termofusión de agua y rondan los $3000. También pide colaboraciones a través de las redes sociales.

A las familias más humildes les dona los carritos mientras sigue buscando más materiales.  
“Las rueditas las consigo de changos usados con vecinos que han sido padres”, detalló.
El mecánico contó que en el mercado hay diferentes sillas, y los precios arrancan en los $30 mil.

Desde que comenzó con el proyecto ha entregado carritos en Roca, Cipolletti, Allen y Neuquén. “Gracias a las redes sociales se viraliza la campaña, la idea es llegar a quienes lo necesiten”, remarcó.
Las personas que deseen colaborar pueden comunicarse al instagram @maxsi.ok y al Facebook Maxi Bsts.

Las rueditas de la emoción

Cuando Maxi le coloca la silla de ruedas, los perritos vuelven a caminar enseguida, “es automático, no necesitan un periodo para adaptarse. Si viven con otros perros festejan juntos, es una alegría para todo el círculo de casa”, expresó emocionado el joven mecánico.

Maxi contó que los perros están muy ligados a los pequeños hijos y cuando regresan a caminar son los que más felices se ponen, porque pueden volver a jugar con ellos.
“Estar meses postrado haciendo sus necesidades en el lugar, es feo. Salir a caminar otra vez permite que recuperen calidad de vida”, aseguró.

La perrita Mikeila estuvo cuatro meses postrada hasta que su familia se enteró de la campaña solidaria que hace Maxi. Ansiosos le llevaron la mascota para que la pueda medir con un metro y fabricar la silla. En solo unas horas quedó lista y la felicidad volvió con el par de rueditas. Las familias solo sienten agradecimiento, “a veces quieren pagarte o hacerte regalos o ayudar también para hacer más carritos. La sensación es buena, siempre que se pueda ayudar es bueno”, finalizó.


La perrita Mikeila mira emocionada a Maximiliano cada vez que la va a visitar.
Lo reconoce porque hace cuatro meses cuando no podía caminar y arrastraba su cuerpo por el piso, el joven mecánico llegó con una silla de ruedas y volvió a correr de alegría.

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