El perro Docky y la libertad de tener la cola verde, en las páginas de Neuquén

Fue el perro más famoso de la ciudad de Neuquén. Su humano le tiñó el pelo de color para evitar que la perrera se lo llevara con considerarlo callejero.

La ciudad de Neuquén tiene infinidad de personajes que fueron moldeando a lo largo de los años, la gran capital que es hoy. Pero también tuvo animales, mascotas, con dueño o sin él, que forman parte del historial neuquino y del recuerdo de quienes lo conocieron.

Así como en ediciones anteriores hablamos de Pascualina, la gata que acompañaba a Alicia Fernández Rego y Kune Grimberg en la librería Siringa, hoy nos ocuparemos de Docky, el perro más famoso de la ciudad. Por su personalidad, por su vida de perro andariego pero sobre todo por su cola verde se convirtió en toda una celebridad. Incluso canales de televisión de Buenos Aires se encargaron de contar su historia.

Docky era un mestizo, mascota del peluquero Rolando Robledo que tenía su negocio en calle San Martín, a metros de avenida Argentina.

Era un perro al que no le gustaba estar encerrado. Todos los días deambulaba por diferentes puntos de la ciudad. Uno se lo podía cruzar en la plaza de las Banderas, en la zona del Bajo neuquino, en el monumento, en todos lados. “Yo trabajaba en el hospital Castro Rendón y siempre estaba en el patio donde entran las ambulancias, se quedaba un rato largo y luego se marchaba”, recordó Santiago Abel Pérez, colaborador de la página de Facebook, Neuquén del Ayer, grupo que compartió la foto del famoso peludo.

En sus andanzas diarias, muchas pero muchas veces, se lo llevó la perrera municipal, creyendo que era un perro callejero. Y todas las veces su humano debía ir a Zoonosis a “rescatar” a su mascota. Si Docky no aparecía por la peluquería antes del horario de cierre, Rolando ya sabía donde estaba y allí iba el hombre nuevamente a repetir el ritual de demostrar que no era un perro callejero.


Cómo llegó Docky a ser un perro de cola verde


Nada parecía funcionar para que los empleados de la perrera desistieran de la tarea de llevárselo en el camión. Nada era suficiente, ni un collar ni la fama que de a poco iba adquiriendo Docky en la cotidianidad de la ciudad.

Los entonces trabajadores municipales a cargo de controlar la población de perros callejeros alegaban en su defensa por los reiterados “secuestros” del animal, que era imposible establecer si el perro blanco que encontraban deambulando era Docky o no.

Entonces, al estilista se le ocurrió una gran idea: le pintó la cola de color verde para que nunca más se confundieran y se llevaran a Docky a la perrera. Y esta vez sí funcionó.

De ahí en adelante, este simpático de cuatro patas se convirtió en toda una leyenda en la capital.
Pero no fue el único, los neuquinos también recuerdan a Marcos, un perro que aguardaba todos los días y durante muchos años, a su humano en la puerta del policlínico ADOS, sin jamás enterarse que el hombre había fallecido y no que no volvería a verlo.


La ciudad de Neuquén tiene infinidad de personajes que fueron moldeando a lo largo de los años, la gran capital que es hoy. Pero también tuvo animales, mascotas, con dueño o sin él, que forman parte del historial neuquino y del recuerdo de quienes lo conocieron.

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