Un viaje de estudios que se transformó en un proyecto solidario
La barilochense Nicole Fusilier creó la organización Una Sola Familia para ayudar a los habitantes de un paraje rural, con el foco puesto en la educación, la salud y el desarrollo comunitario.
En 2008, Nicole Fusilier viajó junto a sus compañeros de la escuela Moorlans de Pilar a la escuela 399 del paraje rural Árbol Blanco, al norte de Santiago del Estero. En ese momento, la joven no imaginó que años más tarde, retomaría los viajes a esa comunidad con asiduidad, creando la organización civil Una Sola Familia.
“La experiencia de esta gente humilde, trabajadora que no deja de soñar con una vida mejor a pesar de las adversidades debe ser un ejemplo de perseverancia para todos nosotros”, escribió Nicole, al regreso de su viaje, cuando aún no había terminado el secundario.
Años después, la joven, acompañada de otros compañeros, regresó al paraje de 150 habitantes porque, admite, después de conocer “una realidad tan dura y distinta a la nuestra, fue imposible permanecer indiferente”.
Árbol Blanco es una comunidad rural. La mayoría de sus habitantes son trabajadores golondrinas; otros trabajan en ganadería y en la agricultura de autosustento.
Las madres se lamentaban de no poder ayudar a sus hijos con las tareas porque no sabían leer ni escribir. Así surgió el Programa de Apoyo Escolar para reforzar la formación de los chicos del paraje.

Inmediatamente surgió otra necesidad. Los chicos terminaban la escuela primaria, pero como en el pueblo no había secundaria, debían trasladarse hasta el próximo más cercano, a 20 kilómetros de distancia. Esto desalentaba la continuación de los estudios y muchos decidían trabajar en el campo. Además, había una alta tasa de embarazo adolescente.
De este modo, surgió un Programa de Becas consistente en la búsqueda de padrinos que, a través de un aporte mensual, acompañan a los estudiantes para que puedan vivir en una residencia cercana a la escuela.

“Se les brinda apoyo escolar, talleres de orientación vocacional, se trabaja sobre sus proyectos de vida y sobre la posibilidad de proyectarse en la universidad. Son chicos cuyos padres no pudieron terminar el colegio”, cuenta Nicole, de 31 años, directora ejecutiva de la Fundación Una Sola Familia.
Visita el paraje tres o cuatro veces al año. Durante la pandemia, la muchacha se radicó en Bariloche; de modo que la distancia a recorrer es aún mayor.
La única forma de generar cambios es cuando los chicos se apropian de lo que hacemos. Es con ellos y no para ellos. Es una construcción en conjunto”,
Nicole Fusilier, directora ejecutiva de la Fundación Una Sola Familia.
La libertad de elegir
Una Sola Familia surgió en 2016 basada en tres pilares: el educativo que consiste en acompañar a los chicos en la trayectoria educativa; la salud ya que se realizan visitas anuales por parte de médicos y se trabaja en la promoción de hábitos saludables y finalmente, el desarrollo comunitario vinculado al mejoramiento de la infraestructura. Hasta ahora, se construyó una sala médica, una ludoteca, aljibes, un comedor y se instaló una antena de wi fi.
“El proyecto más reciente es el que ganamos en la convocatoria de Bayer para potabilizar el agua del paraje mediante ósmosis inversa”, comenta.
El programa de becas arrancó con cinco chicos que aspiraban a terminar el secundario y hoy son 30. “Al principio, no había tanta participación de la comunidad. Eran pocas las mamás que se acercaban a conversar. Eran de pocas palabras y algunas no te miraban a los ojos. Hoy ves una comunidad más fuerte, con ganas de salir adelante. Veo padres más comprometidos con la educación de sus hijos. Hay un proyecto de vida distinto y muchos pueden proyectarse como profesionales”, explica Nicole.

Los padrinos del programa de becas no solo acompañan a los chicos desde lo económico sino desde lo emocional. “Incentivamos mucho la comunicación entre padrinos y ahijados. Hemos notado mucho la diferencia en los chicos que tienen padrinos presentes que los motivan. Buscamos sembradores de educación sabiendo que no tiene un impacto de un día para el otro. Es algo a largo plazo”, aclara.
A siete años del surgimiento de la fundación, una de las jóvenes estudia para ser contadora en la Santiago del Estero. Si bien los chicos que terminaron el secundario el año pasado decidieron no ir a la universidad, este año visitaron las altas casas de estudios. “Dos chicas tienen la idea de estudiar psicología y trabajo social. Antes nuestro desafío era que terminen el secundario; hoy es que quieran ser profesionales”, resalta.
La libertad de elegir es el desafío de la fundación y Nicole cree que es posible con educación. “No importa si es una universidad o trabajar o hacer un curso. Lo importante es que puedan elegir su vocación. Es darles ese acompañamiento y motivarlos a que se animen”, concluye.

Seleccionada entre 800 postulantes
Junto a otros 7 proyectos, la iniciativa de Nicole fue seleccionada entre 800 postulantes del programa Abanderados, un premio anual que entrega la Fundación Noble y reconoce a argentinos por su trabajo solidario.
El ganador accede a un premio económico de 2,5 millones de pesos que, en el caso de Nicole ya tiene un destino: acompañar a un grupo de mujeres con equipamiento y talleres para la elaboración de conservas y que pueden generar así sus propios ingresos.
Hasta el 26 de octubre se puede votar el proyecto ganador, a través de la página https://votacion.premioabanderados.com.ar/.
“Haber sido elegida representa un transitar de mi historia. Fueron muchos años de esfuerzo, es un reconocimiento al trabajo profesional que hacemos desde una organización. Pero los protagonistas son los chicos que enfrentan las barreras que tienen para estudiar”, subraya Nicole.
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