Se llama Malvina y desde Jacobacci creó un “poncho desigual” para honrar a las mujeres
La reconocida artesana jacobaccina es defensora de las tradiciones indígenas. Se propuso crear algo distinto, para “salir de los común y de lo perfecto”. Por tradición este tipo de prendas son uniformes, "se elaboran buscando la perfección y siempre pensando en el hombre", contó.
“No todas las mujeres somos iguales y no todo tiene que ser perfecto. Por eso me propuse hacer algo distinto que nos identifique como mujeres” señala Malvina Escobar, una artesana jacobaccina que teje un poncho en telar mapuche y que tiene características muy particulares.
Admite que tradicionalmente este tipo de prendas son uniformes y se elaboran buscando la perfección, ya sea en la combinación de colores, las “labores” o dibujos, líneas de tejido, etc. y siempre pensando en el hombre.
“Porque tiene que ser perfecto. Si las personas no lo somos. Somos todas distintas, con nuestras virtudes y defectos, cada uno de nosotros tenemos una cualidad que nos hace único. En este caso, me centralicé este trabajo, pensando en la mujer” añade.
Malvina aprendió a tejer al telar “de grande” viendo como lo hacía su abuela y su mamá, ambas de integrantes de los pueblos originarios. Desde hace unos 25 años se dedica a elaborar ponchos, caminos, gorras, roanas, chalecos y suéters, entre otras pendas, conservando las tradiciones ancestrales y poniendo de manifiesto todos su saberes, responsabilidad y creatividad.

Lava y tiñe la lana utilizando plantas de zona, como el michay, para obtener un color púrpura; jarilla, para el amarillo; zampa para el beige o la chaucha del algarrobillo para el marrón, entre otras.
Luego, utilizando el “huso” o una rueca, la hila y la ovilla dejándola lista para empezar a confeccionar cada prenda.
“Cuando empecé a tejer al telar, tomé real conocimiento sobre este arte, sobre la cultura indígena. Mi abuela, Prosperina Ñanculef, era tehuelche. Era de Chubut. Mi mamá tehuelche-mapuche y mi papá turco”, afirma y se ríe. Y recuerda que su abuela le contaba que había una disputa en la relación de mi mamá y mi papá. Los padres de ambos no estaban de acuerdo con esa relación. “Entonces, mi papá salía a recorrer el campo, mi mamá se escapaba y se encontraban. Producto de esa unión somos seis hermanos” añade y suelta una carcajada.
La mujer no oculta su pasión por tejer al telar mapuche y admite que cada vez que se sienta frente al armazón de madera, siente una conexión especial. “Sos vos y el telar. Tenes que hacerte amigo, respetarlo, tener mucha paciencia y concentración, y sobre todo, te tiene que gustar lo que haces. En mi caso, es muy espiritual”.
Durante el pasado invierno, lavó, tiñó e hiló la lana y en septiembre comenzó a confeccionar esta prenda que la bautizó como “un poncho femenino desigual”, creado en honor a la mujer.

Actualmente la confección está en un 50%. Una vez terminado medirá 1.70 metros de largo por 1,40 de ancho. “El poncho es para mí. Me identifica. A veces se nos exige que las cosas que hacemos tienen que ser perfectas y no siempre es así. Espero terminarlo pronto” sentencia.
Regalo para el Papa Francisco
Malvina Escobar es una de las artesanas que diariamente concurre al Mercado Artesanal “Ñumicam” de Jacobacci, donde comparte gran parte del día junto a otras “colegas”.
Allí, tranquila y con el espacio y el tiempo suficiente da rienda suelta a su creatividad y a su pasión por el tejido al telar. Su virtuosismo la llevó a ganar el premio “Medalla de Oro”, en el marco de la exposición del Mercado Artesanal de Río Negro, en la Exposición Rural de Palermo, en Buenos Aires, en el año 2007. En el 2014, tejió y le envió, a través del entonces obispo de la Diósesis de Bariloche, Juan José Chaparro, una estola al Papa Francisco.

Desde hace un tiempo, también transmite sus saberes a otras mujeres, enseñando a tejer en telar mapuche en la Escuela Básica para Adultos N° 8.
“Tengo 10 alumnas muy comprometidas y con muchas ganas de aprender. Y eso es bueno. El turismo, con la continuidad de La Trochita y las propuestas rurales, está creciendo y el mercado para nuestras artesanía esta encontrando una puerta cada vez más abierta. Eso nos da más fuerzas para seguir adelante” sentencia.
“No todas las mujeres somos iguales y no todo tiene que ser perfecto. Por eso me propuse hacer algo distinto que nos identifique como mujeres” señala Malvina Escobar, una artesana jacobaccina que teje un poncho en telar mapuche y que tiene características muy particulares.
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