Trastornos alimentarios, un problema en aumento para los jóvenes
Los jóvenes son uno de los grupos más afectados por el contexto de pandemia, y el los trastornos en la conducta alimenticia vuelven a tener números preocupantes. ¿Cómo se pueden identificar los casos de bulimia y anorexia?
Desde la llegada de la pandemia hace ya más de un año, los jóvenes y adolescentes fueron uno de los grupos más golpeados por el aislamiento. La falta de un grupo donde se sientan contenidos por sus pares y la pérdida de sus actividades preferidas, entre otras cuestiones, generaron el recrudecimiento de algunos problemas, entre ellos los trastornos en la conducta alimenticia.
Desde la Sociedad Argentina de Pediatría informaron que, en base a distintas encuestas auto administradas en las escuelas, se advierte una prevalencia de patologías como Bulimia Nerviosa (BN) y/o Anorexia Nerviosa (AN) en casi 1 de cada 3 mujeres jóvenes.
“Si tomamos el rango que va de los 10 a los 24 años, segmento en el que históricamente se registra una prevalencia en mujeres del 1% para anorexia y del 3% para bulimia, notamos que la situación producida por la pandemia, principalmente la cuarentena con etapas prolongadas de restricciones en la circulación y de aislamiento social, han repercutido en los comportamientos y en el acceso al sistema de salud en estadios iniciales de presentación, sobre todo en aquellos jóvenes más vulnerables”, afirmó la Dra. Alejandra Ariovich, médica pediatra especializada en Salud Integral en la Adolescencia, miembro del Comité de Estudio Permanente del Adolescente de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
En diálogo con RÍO NEGRO; Ariovich aclaró que no existen números y estadísticas concretas, pero desde finales del año 2020, con la apertura paulatina de las actividades sociales y el mejor acceso a los servicios de salud, se han acercado a la consulta una gran proporción de jóvenes y adolescentes con diferentes patologías en estados avanzados y de gravedad creciente. Los desórdenes mentales y entre ellos los trastornos de la conducta alimentaria, han representado un gran desafío por el gran compromiso observado en la salud física.
La Dra. Rut Vanesa Mariñas, médica pediatra también miembro del CEPA de la Sociedad Argentina de Pediatría, coincidió con la Dra. Ariovich en cuanto a que los diferentes equipos intervinientes enfrentaron presentaciones severas de anorexia nerviosa con desnutriciones extremas, que llevaron a la hospitalización de un gran número de pacientes.
Datos
- 1
- de cada 3 mujeres jóvenes presenta patologías como bulimia nerviosa o anorexia nerviosa.
- 4
- o 5 mujeres por cada 1 varón presentan este tipo de trastornos.
Los trastornos en la conducta alimentaria son clásicamente definidos como una alteración en la forma de alimentarse que impacta en la salud física y psicosocial de las personas. Dentro de esta definición se incluyen múltiples entidades, donde la Anorexia Nerviosa y Bulimia Nerviosa constituyen las formas más conocidas en la población, presentándose en una relación de 4 o 5 mujeres por cada varón.
La anorexia se caracteriza clínicamente por el déficit nutricional producido por una restricción en la ingesta de alimentos, con miedo intenso a la ganancia de peso y una alteración manifiesta de la imagen corporal.
La bulimia, por otra parte, se presenta con atracones reiterados asociados a mecanismos compensatorios como purgas o ayunos prolongados, mantenidos en el tiempo, siempre con una alteración en la autopercepción de la imagen corporal.
La permanencia en el tiempo de los trastornos de la conducta alimentaria sin una atención oportuna producirá mayor daño físico, psíquico y social, dificultando el abordaje adecuado. La identificación precoz de estas patologías requiere la participación de toda la comunidad.
Ariovich resaltó que “en el caso particular de la bulimia nerviosa, los episodios de atracones y purgas suelen ser en la intimidad, por lo que su detección es más dificultosa”. En cambio, la anorexia nerviosa, tiene características de presentación más evidentes que facilitan una mejor visualización. Entre otros signos que permitirían sospechar un potencial cuadro de anorexia se destacan: no compartir las comidas principales o comer a escondidas, el uso constante de snacks o golosinas, la rigidez en las elecciones alimentarias, la alteración en el tiempo (muy lento o muy rápido), y la presencia de rasgos particulares a la hora de comer como desmenuzar, masticar por períodos prolongados, escupir o esconder la comida, son todas características comunes en las presentaciones de la Anorexia Nerviosa.
Identificarlas brinda una oportunidad para que los familiares y grupos de pares se acerquen al equipo de salud, habilitando así el inicio de un abordaje terapéutico adecuado.
Respecto a la bulimia, en ocasiones son las propias amistades quienes lo detectan y muchas veces comparten la preocupación a su familia, por lo que es importante escucharlas y no minimizar las opiniones o comentarios del entorno social del joven.
Como consejos para los padres, la médica resaltó estar atentos a esa rigidez a la hora de elegir las comidas. Y, en el caso particular de la anorexia, a la pérdida de peso constante.

La agonía del tango en tiempos de pandemia
Uno de los puntos a tener en cuenta que señaló la profesional , es la influencia de las redes sociales y de los estereotipos de belleza que se persiguen y se difunden en las redes sociales que habitualmente consumen los adolescentes. En cualquier caso, aconseja la profesional, hablar con los adolescentes para reforzar la seguridad en ellos mismos.
“El equipo de salud interviniente deberá actuar de forma interdisciplinaria, con un trabajo en red entre clínica, salud mental, trabajo social, nutrición, y espacios sociales como la escuela o lugares de recreación”, concluyó la Dra. Ariovich.
Desde la llegada de la pandemia hace ya más de un año, los jóvenes y adolescentes fueron uno de los grupos más golpeados por el aislamiento. La falta de un grupo donde se sientan contenidos por sus pares y la pérdida de sus actividades preferidas, entre otras cuestiones, generaron el recrudecimiento de algunos problemas, entre ellos los trastornos en la conducta alimenticia.
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